La carrera a la Casa Blanca

Romney se mete en un gran charco

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IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

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El duelo electoral que en Estados Unidos libran Barack Obama y Mitt Romney y que se dirime en 48 días lleva meses ya definiéndose como un combate ideológico, el enfrentamiento entre dos visiones radicalmente opuestas sobre el papel del Gobierno y los ciudadanos, la lucha entre un modelo de estado social y uno regido casi exclusivamente por las leyes del libre mercado. Ahora, el candidato republicano ha llevado a un nuevo extremo el dilema involuntariamente por la filtración de un vídeo grabado en un acto con donantes ricos en el que acusó a prácticamente la mitad de la población de ser «dependiente del Gobierno». Y al hacerlo puede haber quemado opciones a la presidencia que algunos sondeos ya apuntan maltrechas.

El lunes la publicación progresistaMother Jones hizo pública una parte de un vídeo grabado en mayo en ese acto con donantes que pagaron 50.000 dólares por cubierto. Ante ellos, Romney denunció de forma inéditamente directa el sistema de ayudas sociales que los republicanos llevan criticando tiempo, especialmente desde el surgimiento del ultraconservador Tea Party. Pero lo hizo con palabras que hasta líderes de opinión conservadores como William Kristol ven «arrogantes y estúpidas», despreciando a casi la mitad de los estadounidenses.

«Hay un 47% que votará al presidente pase lo que pase», dijo Romney, destacando que ese porcentaje no paga impuestos sobre la renta. Olvidaba que el 61% de ellos sí pagan lo que en España serían aportaciones a la seguridad social y que quienes no pagan ni una tasa ni otra son sobre todo jubilados o gente que gana menos de 20.000 dólares al año.

«Son el 47% que dependen del gobierno -continuó el republicano-, que creen que son víctimas, que creen que el gobierno tiene la responsabilidad de cuidar de ellos, que creen que tienen derecho a asistencia sanitaria, alimentación, vivienda, lo que sea. Mi trabajo no es preocuparme de esa gente».

Ante la tormenta, Romney ofreció el lunes por la noche una improvisada rueda de prensa reconociendo que «podía haberlo dicho de forma más clara y efectiva», pero sin renunciar a su mensaje. Y aunque nadie ve que lo ocurrido pueda ayudarle con los votantes independientes (a los que precisamente en ese acto reconocía que debe dirigirse e intentar ganar), sí puede servirle para arengar aún más a sus bases más conservadoras, donde ya se ve lo ocurrido como «una oportunidad de oro para finalmente quitarse los guantes y por fin empezar a explicar el conservadurismo».

MUNICIÓN PARA LOS DEMÓCRATAS / Los demócratas lanzaron inmediatamente su ataque a Romney, ayer en un vídeo pero el mismo lunes con un mensaje del jefe de campaña de Obama, Jim Messina: «Es difícil servir como presidente cuando descartas con desdén a la mitad de la nación».

Lo ocurrido, además, llega en un momento en que los asesores de Romney asumían estar perdiendo posibilidades y se replanteaban cómo relanzar con nuevos anuncios y con un mensaje de propuestas más concretas una campaña que hasta columnistas conservadores como David Brooks califican de «deprimentemente inepta».

Brooks justamente apuntaba ayer a un problema de Romney, ya sacudido por la imagen de desconexión con la clase media y por haber hecho públicas solo dos de sus propias declaraciones de impuestos. «Creo que es un hombre decente que dice cosas estúpidas porque pretende ser algo que no es», escribió en su columna enThe New York Times.

En los 11 principales sondeos que sigue Real Clear Politics Obama lleva de media 2,9 puntos de ventaja sobre el republicano, solo por delante en una de esas encuestas.