BORN IN THE USA

Romney en la carretera

Romney en un mitin.

Romney en un mitin.

ANTONI GUTIÉRREZ-RUBÍ

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Romney se lanza a la carretera. El candidato saldrá el sábado, en su segundo tour en autobús, y pasará por Ohio, Virginia, Carolina del Norte y Florida buscando recuperar la iniciativa después del estrepitoso fracaso de su viaje internacional y con una débil imagen provocada por la constante campaña negativa del equipo de Obama y su amplia cobertura en los medios. Desde hace un mes, la renuencia por parte del candidato a dar transparencia a sus declaraciones fiscales ha invadido todos los medios de comunicación; y ahora, con la lucha sobre el mejor plan de impuestos de los dos candidatos, Romney se encuentra en desventaja. O a la contra. Y se ha descentrado.

En su primer tour, Cada pueblo cuenta, el exgobernador de Massachusetts tomó la iniciativa y rompió la imagen distante y soberbia que se había construido alrededor de él. Consiguió llegar a un segmento específico y clave del electorado republicano: hombres blancos de clase trabajadora. También consiguió, gracias a aquel baño de popularidad, dar un vuelco a su imagen pública y liberarse de la etiqueta de «insensible y lejano» que se le atribuye tras su experiencia empresarial en Bain Capital.

Ahora está de nuevo en la carretera, buscando no quedarse en la cuneta. Según una encuesta publicada por CBS News y el New York Times, en tres de los estados decisivos (Pensilvania, Ohio y Florida), Obama le lleva cada vez más la delantera. Y sobre todo, el factor «simpatía» de Romney decrece.

Volver a un bus electoral puede parecer antiguo, al lado de las sofisticadas estrategias de comunicación en las redes sociales, o el uso del microtargeting para la identificación de mensajes y acciones; pero es realmente una puesta en escena que le conviene especialmente a Romney. En 1992, y como si de una gira rockera se tratara, Bill Clinton y Al Gore bautizaron su tour con el ambicioso nombre de En carretera para cambiar América. En el 2000, el senador McCain, se inventó su «Charla Express Directa», una especie de talk show político en carretera, a pie de gasolinera o cafetería. Y Barack Obama no habría ganado las elecciones del 2008 si no hubiera sido por su conocido servicio «puerta a puerta» a manos de su gran grupo de movilización de base, los grassroots. No hay nada como el contacto one to one.

Contacto personal

Esta vez, el tour busca ser una oportunidad para que el candidato se centre en las políticas que buscan beneficiar a la clase media y reencontrar el contacto personal, humano y cercano. Su imagen de elitista, de rico y financiado por los ricos, le desenfoca y no le permite identificarse con las necesidades y las sensibilidades de la clase media.

Se especula con que esta gira sea también un marco de notoriedad positiva para presentar el nombre de quién será su ticket electoral como vicepresidente, a pesar de que había prometido que lo haría a través de su aplicación para móviles. Los republicanos, con la gira y el anuncio, esperan dar un golpe de efecto que acapare la agenda mediática de los principales medios de comunicación.

Los asesores de comunicación están rescribiendo, a marchas forzadas, el storytelling de Romney para reconectarlo con la clase media y «nacionalizar» su discurso frente al soft and smart power (el poder blando e inteligente) de Obama y su multilateralismo político tan devaluado en Estados Unidos. Solo así se entiende que Romney haya afirmado, recientemente, que con él EEUU no se convertirá «en Grecia, España o Italia», mientras Barack Obama y Hillary Clinton defienden que «lo que pasa en Madrid o en Barcelona tiene repercusiones en Milwaukee».

Si Romney no logra cambiar su imagen arrogante por otra más humilde, más preparado y más conciliador, puede que la sonrisa de Obama vuelva a brillar. Para el presidente el reto es la situación económica y el desempleo, para Romney es su imagen y su pasado.

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