Los Trump

El rey de la antipolítica

Donald Trump ha anunciado esta semana su candidatura a la presidencia de Estados Unidos. Empresario multimillonario y famoso televisivo, es pura dinamita. El circo político republicano ya tiene a su payaso.

melania trump La modelo eslovena, de 45 años, fue portada de 'Vogue' y 'Vanity Fair' antes de casarse con Trump en el 2005. Tienen un niño.

melania trump La modelo eslovena, de 45 años, fue portada de 'Vogue' y 'Vanity Fair' antes de casarse con Trump en el 2005. Tienen un niño.

POR RICARDO MIR DE FRANCIA

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Como en el cuento de El traje nuevo del emperador, Donald Trump compareció esta semana en uno de los salones de la Torre Trump de Nueva York para anunciar su candidatura a la presidencia de Estados Unidos. Según las crónicas, en la sala no había más de 200 personas, incluyendo a varios grupos de turistas, pero el emperador vio un océano de seguidores entregados. «Vaya, esto sí es un grupo de personas. Miles», clamó tras descender por unas escaleras ribeteadas en oro. «Nunca se ha visto una multitud como esta», continuó ante la estupefacción de los periodistas.

Así empezo el momento que tanto ha temido el Partido Republicanos desde que el magnate inmobiliario y estrella de los realities televisivos nacido en Queens en 1946  amagara por presentarse por primera vez a las elecciones en 1987, cuando Reagan aún era presidente, una amenaza que repitió en 1999, 2004, 2008 y 2012. Lo que vino después fue un festival de narcisismo y alta política, tan fino como un potaje.

Trump llamó «idiotas» y «perdedores» a la clase política y los miembros de la Administración; proclamó con humildad que de llegar a la Casa Blanca se convertiría en el «el mayor creador de empleo que Dios haya creado»; recordó, por si había dudas, que es «realmente rico»; e insultó a los mexicanos diciéndoles que sus inmigrantes son narcotraficantes, criminales y «violadores».

 

Al día siguiente, el tabloide neoyorkino Daily News, tituló: «Un payaso se presenta a la presidencia». La ventaja de Trump, al que el presidente Barack Obama llamó «charlatán de feria» después de que le obligara a presentar su certificado de nacimiento para probar que nació en Hawái tras una campaña delirante de acoso y derribo, es que todo el mundo le conoce. El problema es que el 57% de los republicanos, en cuyas primarias competirá, afirma que nunca le votaría.

Diamantes y pavos reales

The Donald repite estos días que nunca antes se presentó a la presidencia alguien con tanto éxito. «Ross Perot no tiene tanto éxito como yo. ¿Y Romney? Tengo una tienda de Gucci que vale más que Romney», dijo el mes pasado al Des Moines Register. Trump heredó la promotora inmobiliaria de su padre, Fred Trump, y la convirtió en un imperio de diamantes y pavos reales con edificios de apartamentos, hoteles, casinos, campos de golf, viñedos... En cuatro ocasiones tuvo que declararse en bancarrota corporativa -que no personal-, todas ellas por el sobreendeudamiento de sus casinos y hoteles en Atlantic City, pero se rehízo y prosperó.

Forbes estima su patrimonio en unos 4.000 millones de dólares, aunque él mismo, que llegó a demandar a un periodista hace una década porque escribió que su fortuna apenas superaba los 250 millones, proclamó el martes que se acerca a los 9.000 millones. Sus negocios los gestiona The Trump Organization, en la que ha puesto como vicepresidentes ejecutivos a los tres hijos que tuvo con su primera mujer, Ivana Trump.

Su concepto de la familia es muy siciliano, por más que sus abuelos paternos llegaran a Estados Unidos desde Alemania. Todos sus hijos adultos trabajan en la empresa familiar. Todos han estudiado Finanzas o Economía. Todos veneran la mano que les da de comer. «En algunos aspectos no tuvimos la infancia más tradicional», decía Ivanka Trump a la revista People«Crecimos rodeados de grandes privilegios y tuvimos enormes oportunidades, pero fue increíblemente cálida y creo que nos dieron los valores adecuados». En casa había una regla: «Ni drogas, ni alcohol, ni cigarrillos».

 

Divorcios de verbena

Papá Trump hace muchos años que es pasto de portadas más o menos serias y comidilla de la prensa rosa. Tanto por sus pelotazos empresariales como por sus divorcios de Ivana Trump y Marla Maples, que fueron una verbena irresistible para una sociedad obsesionada con el famoseo, el poder y el dinero. Pero fue el reality El Aprendiz, presentado por Trump y emitido por la NBC desde hace 11 temporadas, lo que convirtió al hombre del peluquín platino en un nombre de sobremesa. Su innegable talento para los negocios, su estilo tosco como una cuchilla oxidada de afeitar, y esa mirada entrecerrada de perdonavidas con resaca ha sobrevivido año tras año cuando nadie daba un duro por él. Su frase -«estás despedido»- ya forma parte del léxico popular.

De lo que no hay duda es de que para el espectador y la prensa, Trump será una fuente constante de entretenimiento a partir de agosto, fecha de inicio de los debates de primarias, siempre que logre colarse en la parrilla de invitados porque hasta la fecha hay ya 11 precandidatos republicanos. Con Trump, la avaricia sin mala conciencia y el narcisismo en vena entran en campaña. «El sueño americano está muerto», proclamó el martes. Le faltó decir que ha muerto por una desigualdad que ha alcanzado niveles desconocidos desde la Gran Depresión. La desigualdad que encarna la marca Trump.