HISTORIA ESPERPÉNTICA EN TURQUÍA

Un año en la terminal

Fadi Mansour, en la terminal de Estambul, con un cartel reivindicativo.

Fadi Mansour, en la terminal de Estambul, con un cartel reivindicativo. / periodico

JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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Fadi Mansour sabe de primera mano que la realidad supera a la ficción en innumerables ocasiones. Este refugiado sirio, que huyó de Damasco para evitar un servicio militar forzoso que le llevara a combatir en la guerra, ha pasado más de un año en el Aeropuerto Internacional Atatürk de Estambul.

Mansour, estudiante de Medicina de 27 años, huyó de Siria al Líbano en el 2012 y después a Turquía en el 2014, donde pudo entrar sin problemas. Pero tras un mes en el país eurasiático, optó por viajar a Malasia en busca de mejor suerte. Allí le denegaron la entrada por ser portador de un supuesto pasaporte falso, por lo que fue devuelto el 15 de marzo de 2015 a Turquía, que le retuvo por el mismo motivo. Salvo por otro intento tan breve como fallido de volver al Líbano, estuvo en el aeropuerto de Estambul desde entonces. En la “sala de pasajeros problemáticos”, en la que la luz, enteramente artificial, nunca se apagaba.

UNA MANTA Y COMIDA RÁPIDA

Su cama ha sido una manta plegada sobre el suelo. Su dieta, comida rápida de los restaurantes del aeropuerto. Durante más de un año. “Hace siete meses, se lo dijimos a las autoridades turcas y nos respondieron que lo tendrían en cuenta”, relata a este diario Anna Shea, de Amnistía Internacional, oenegé cuya presión ha surtido el efecto deseado.

Mientras que todo el mundo se empeña en comparar su situación con la de Tom Hanks en la película 'La Terminal', poco ha tenido que ver con ésta. Mansour apenas ha podido abandonar la sala de pasajeros problemáticos, no digamos ya encontrar un modo de ganar dinero. Ni siquiera su final se prometía feliz y se planteó volver a su país natal. “Al menos en Siria solo se muere una vez y eso es mejor que morir aquí cada día”, llegó a decir.

Este sábado, sin embargo, Turquía le permitió salir del aeropuerto. Residirá en el centro de repatriación de Adana (sur) hasta que concluya su juicio contra la autoridades por serle denegada la entrada. En su cuenta de Twitter, Mansour ha colgado una foto suya con la V de victoria en su mano derecha. “Gracias a Dios”, celebraba.