TORMENTA POLÍTICA

El rechazo a celebrar la Navidad en algunas escuelas multiétnicas desata la polémica en Italia

Matteo Salvini (en el centro) con un pesebre ante la escuela pública Garofani, en Rozzano.

Matteo Salvini (en el centro) con un pesebre ante la escuela pública Garofani, en Rozzano. / AP / MOURAD BALTI TOUATI

ROSSEND DOMÈNECH / ROMA

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Marco Parma, director de la escuela pública Garofani, en Rozzano, cerca de Milán, decidió que con tantos alumnos procedentes de países fuera de la Unión Europea sería mejor no cantar villancicos y que habría que sustituir la Navidad con una Fiesta de Invierno. Parma ha provocado un cisco nacional.

Políticos de derechas y de izquierdas, obispos y profesores llevan varios días enzarzados en un disparatado debate sobre la identidad (italiana, occidental), las tradiciones, la religión y la cultura. La polémica se ha extremado principalmente en aquellos lugares donde gobiernan los conservadores y la extrema derecha, en un país donde el promedio nacional de extracomunitarios escolarizados es del 9% y que llega al 50% en algunas áreas geográficas.

En Romano d’Ezzelino (Vicenza) el alcalde y un grupo de familias se han levantado contra la Navidad multiétnica preparada por los profesores, que incluía cantos africanos y árabes. “Queremos una Navidad normal”, argumentan. El alcalde de Pietrasanta (Lucca), Massimo Mallegni, ha ordenado que todas las escuelas preparen el árbol y el pesebre, después de que un jardín de infancia municipal haya decidido renunciar a ellos “por respeto hacia los niños no cristianos”. En la escuela periférica Carlo Pisacane de Roma (30% de alumnos extranjeros), han anticipado la Navidad al día 18 y se llamará fiesta antirracista. En una guardería de Padua, en el norte, han suprimido las representaciones navideñas y se aprestan a quitar los crucifijos. En Florencia llegaron incluso a cancelar una visita a la exposición 'La divina belleza', por las imágenes cristianas que incluía, cuerdamente restablecida por el director escolar. En una primaria de Sassari (122 extranjeros de un total de 288 alumnos ) han rechazado las felicitaciones navideñas del obispo local.

CON UN PESEBRE EN LA MANO

Cuando el director de Rozzano prohibió los villancicos, Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, corrió al complejo escolar con un pesebre en la mano; Mariastella Gelmini, exministra conservadora de Educación, entonó la canción italiana más tradicional de las Navidades y Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, anunció un pesebre en las ciudades donde gobierna.

“Si alguien piensa ayudar a nuestros niños negando las tradiciones tiene que cambiar de oficio”, dijo Salvini, explicando a los padres que “la convivencia es bella, pero el 25 de diciembre es Navidad”. “Es una decisión miope, tomada por quien aún confunde la inclusión con la tranquilidad”, espetó el progresista Davide Faraone, viceministro de Educación. “Cae en el ridículo quien cancela o camufla la Navidad para respetar otras tradiciones o confesiones religiosas, ha escrito Nunzio Galantino, secretario general de la conferencia episcopal (CEI). El jefe del Gobierno, Matteo Renzi, comentó que “la Navidad es más importante que un director que busca provocaciones”.

Stefania Giannini, ministra de Educación, explicó que “cada escuela encuentra su manera para celebrar las Navidades”, porque “la autonomía escolar es un principio irrenunciable”.

 “Con frecuencia son precisamente los niños no cristianos los que piden preparar las tarjetas navideñas de felicitación dibujando el pesebre, fascinados por la gruta, el cometa y el niño”, señala Antonietta Genua, con 59 años de enseñanza a sus espaldas. Anna Maria Basso, directora del instituto Giaccomo Leopardi de Potenza, en el sur, dirige un complejo escolar en el que las decisiones sobre temas religiosos las toma el consejo de clase (profesores y padres). “Los prejuicios son cosas de los adultos, no interesan a los niños, que juegan y saben estar juntos”, zanja.

A raíz de la polémica, las asociaciones islámicas de Milán han escrito que la Navidad “no ha sido nunca un problema para los musulmanes de este país”. “Antes de hablar en nombre del islam y de prohibir pesebres en las escuelas para no ofender a otras religiones, los directores deberían pedir a los musulmanes sobre  sus sentimientos frente a la Navidad; se quedarían sorprendidos”, afirma Wael Farouq, profesor egipcio en la Universidad Católica de Milán y la American University de El Cairo. Añade que “quien prohíbe pesebres probablemente no sabe que en Egipto, Túnez, Marruecos y en la mayoría de los países islámicos se celebra la Natividad”.