NUEVA ERA EN LAS RELACIONES EEUU-CUBA

Sin tabús en La Habana

IDOYA NOAIN / LA HABANA (ENVIADA ESPECIAL)

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Los muros siguen cayendo durante la histórica visita a Cuba del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la nueva relación que él yel presidente cubano, Raúl Castro, empezaron a construir el 17 de diciembre del 2014 sigue sumando escalones de respeto mutuo. Es una nueva situación no exenta de tensiones, profundas diferencias y reclamaciones, desde por la situación de los derechos humanos y la democracia en Cuba hasta por la persistencia del embargo impuesto a la isla por Washington en 1961, pero representa una dinámica etapa de diálogo entre dos países que durante más de cinco décadas fueron enemigos acérrimos.  Por usar las palabras que salieron ayer de boca de Obama en español, es “un nuevo día”.

Habría sido impensable antes de esa marcada fecha  ver lo que se ha visto este lunes en La Habana, incluyendo al presidente cubano contestando por primera vez preguntas en una rueda de prensa, aunque con evasivas y agresividad ante la cuestión de los presos políticos (que ha negado que existan). Y tampoco nadie antes podría haber apostado porque se producirían momentos tan simbólicos como que el himno de Estados Unidos sonara en dos escenarios tan emblemáticos del país socialista como la Plaza y el Palacio de la Revolución.

Casi dos horas

En su cuarto encuentro personal, y el tercero desde que reiniciaron la relación bilateral, Obama y Castro se han reunido durante cerca de  dos horas. Ha  sido, según Obama, una conversación “directa y sincera” en los temas en que persisten “profundas diferencias”, como son “derechos humanos y democracia”. “El camino que queda por delante no es fácil”, ha resumido Obama.

Obama ha hablado

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 de los problemas en esos campos en la isla como un “potente impedimento” para la normalización de relaciones, aunque quedó lejos de definirlos como un muro infranqueable, recordando, por ejemplo, que EEUU mantiene relaciones plenas con un régimen como el de China con el que mantiene “profundos desacuerdos”. “Debemos enfocarnos en el futuro”, ha recomendado,  recordando que “lo que hemos hecho durante 50 años no ha servido ni a nuestros intereses ni a los del pueblo cubano”.

Castro, por su parte, ha aprovechado su declaración inicial para aleccionar a EEUU sobre sus problemas en otros derechos como la sanidad, la educación o la justicia económica, social o racial, más avanzados en Cuba. Ha sido luego, Ha sido luego, cuando por primera vez ha aceptado preguntas de la prensa, cuando Castro se ha encendido ante las preguntas de dos periodistas estadounidenses sobre presos políticos y democracia. “Deme la lista de esos presos políticos y los suelto ahora mismo”, ha dicho  tras hacer como que no había oído la pregunta, para luego negar que existan. 

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Sintonía en el embargo

Donde ha habido más sintonía ha sido en otro de los temas más espinosos de la relación bilateral: el embargo. El presidente estadounidense ha reiterado  su convencimiento de que esa medida de castigo, que solo puede levantar un Congreso actualmente controlado por los republicanos “acabará”, aunque también ha reconocido que no puede decir “cuándo”.

Castro ha dado  la bienvenida a las últimas medidas que ha tomado Obama para aligerarlo (que consideró “positivas pero no suficientes”) y ha aplaudido “la posición que tanto él como su Gobierno han mostrado contra el bloqueo y los llamamientos que ha hecho al Congreso para que lo elimine”. Pero Castroha recordado que sigue siendo una barrera y que su eliminación “será esencial para normalizar las relaciones”, una lista en la que también ha vuelto a incluir la reclamación de que EEUU devuelva a Cuba Guantánamo.

Pese a esos momentos de reclamaciones y de divergencias el proceso de deshielo entre Obama y Castro, entre EEUU y Cuba, sigue avanzando, y es algo que han recordado también los dos líderes, destacando la creciente cooperación en temas de ciencia o de educación o económicos y comerciales, a los que Obama ha dado otro impulso en La Habana participando en una reunión con empresarios tanto estadounidenses como cubanos.

Ahora queda por delante el discurso que Obama ofrecerá este martes directamente al pueblo cubano, un encuentro con la sociedad civil al que están invitados disidentes y opositores que puede volver a desatar tensiones en la capital cubana y un partido de béisbol para cerrar la visita. Y para la historia quedarán ya momentos imborrables, como esa imagen de Obama en la Plaza de la Revolución, haciendo homenaje a José Martí ante la atenta mirada de las siluetas escultóricas del Ché y de Camilo Cienfuegos mientras sonaba el himno estadounidense o sus palabras en el libro de visitas del monumento del prócer de la patria cubana: “Su pasión por la libertad, las libertades y la autodeterminación perdura en el pueblo cubano hoy”.