LA NUEVA GUERRA FRÍA

Putin ordena reforzar el arsenal nuclear para poder superar el futuro escudo antimisiles de la OTAN

Funcionarios rusos transportan el ataúd del embajador ruso en Ankara asesinado, Andréi Karlov.

Funcionarios rusos transportan el ataúd del embajador ruso en Ankara asesinado, Andréi Karlov. / MAXIM SHEMETOV / REUTERS

MARC MARGINEDAS / BARCELONA

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El Kremlin ha rebajado este jueves las expectativas para una mejora de las relaciones entre EEUU y Rusia durante el próximo mandato de Donald Trump como presidente de EEUU, al menos en lo que a la carrera de armamentos se refiere. El jefe del Estado ruso, Vladímir Putin, ha ordenado reforzar, durante el próximo año, el arsenal nuclear de su país con el fin de garantizar que los proyectiles rusos puedan superar en el futuro el escudo antimisiles que la OTAN despliega en el este de Europa. 

"Es absolutamente necesario" seguir reforzando "el potencial militar de las fuerzas nucleares estratégicas", en especial el de "los sistemas de misiles capaces de garantizar la superación de los sistemas de defensa antimisiles actuales y futuros", ha insistido Putin durante una reunión de trabajo con funcionarios del Ministerio de Defensa. Según ha continuado el mandatario ruso, es vital para el país "el mantenimiento de la paridad estratégica" con EEUU.

LA RESPUESTA DE MOSCÚ

Las palabras del mandatario constituyen la respuesta de Moscú a las intenciones de Washington y sus aliados de desplegar un escudo antimisiles en Europa del este, proceso que ha comenzado ya en Polonia y en Rumanía. La OTAN sostiene que el dispositivo no está dirigido a prevenir una amenaza desde Rusia, sino a prevenir un posible ataque desde Irán.

Pese a que el presidente electo de EEUU, Donald Trump, ha adelantado su intención de mejorar las relaciones con Moscú, en su punto más bajo desde el final de la primera Guerra Fría, no renuncia a incrementar las capacidades de su propio armamento nuclear, un tema que podría frenar el pretendido acercamiento entre ambos países. La crisis económica sistémica que padece Rusia desde el 2014 dificulta enormemente a Moscú la posibilidad mantener a la larga una competición armamentística con Washington.

Y es que, tras la euforia inicial que provocó el triunfo del magnate neoyorquino, el Kremlin emite cada vez más señales de cautela. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, ha admitido que el Gobierno ruso era realista en sus primeras valoraciones tras las elecciones estadonidenses, y que no se hacía "ilusiones" sobre la posibilidad de eventuales cambios dramáticos en el estado de las relaciones tras la toma de posesión del magnate neoyorquino.

Peskov ha descrito el estado actual de las relaciones como "congelado", aunque espera que sean "más constructivas" en cuanto la Administración Trump eche a andar. "No vemos la realidad con gafas de color rosa", ha admitido el alto funcionario ruso.

Desde mediados de la pasada década, Rusia lleva a cabo un intenso proceso de renovación de sus Fuerzas Armadas, algunos de cuyas mejoras han sido testeadas durante la intervención militar en Siria y el bombardeo a las ciudades bajo control insurgente. El país dedicó en el 2015 más del 5% de su PIB a gastos de Defensa, según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz (SIPRI) de Estocolmo. 

Pese a esta elevada cifra porcentual, en términos absolutos, el presupuesto militar ruso es una décima parte del estadounidense. Otra de las razones por las que, según algunas voces opositoras, a Moscú le puede interesar mantener espacios de tensión con Occidente es la cohesión interna que proporciona la existencia de un enemigo exterior. "El principal problema de Putin es que América ya no es el enemigo", ha escrito el bloguero Oleg KashinOleg Kashin.