FRENO A LA POLÍTICA DE ACOGIDA

La decisión de May de no acoger a más niños refugiados levanta fuertes críticas en el Reino Unido

En un principio el Gobierno conservador británico se había comprometió a traer a 3.000 menores sin familia y de momento solo han recibido a 200

Una niña siria es ayudada a bajar de su embarcación en la isla griega de Lesbos, este sábado.

Una niña siria es ayudada a bajar de su embarcación en la isla griega de Lesbos, este sábado. / AK/KR/....//..../

BEGOÑA ARCE / LONDRES

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

“No podemos abandonar nuestra larga historia de ayudar a los más vulnerables, de la que estamos orgullosos”. El reproche del Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, se dirigía al Gobierno de la priemera minstra británica, Theresa May. Welby lidera una ola de protestas de parlamentarios y oenegés contra la decisión de May de cancelar el plan de acogida de niños refugiados con que el Reino Unido se había comprometido.

En marzo del 2016 el Lord Alfred Dubs, él mismo un niño refugiado que llegó al Reino Unido huyendo de los nazis, presentó una enmienda a la ley de inmigración para permitir que se acogiera a menores que han sido separados de sus familias o la han perdido y se hallan solos en Europa. La cifra que se sugirió fue de 3.000 y eran los que se esperaban, aunque el Gobierno puso buen cuidado en no precisar un número exacto.

ARRASTRANDO LOS PIES

Muchos de ellos procederían del campo desmantelado de Calais. Desde entonces, las autoridades británicas han venido arrastrando los pies y retrasando la puesta en marcha del plan. En otoño, a cuentagotas, empezaron a llegar los primeros autobuses al sur de Londres. Hasta ahora solo 200 niños han encontrado asilo en el país y solo se permitirá la entrada de 150 más. El miércoles, el Gobierno anunció que con ello dará por terminado el programa, que apenas ha durado seis meses.

En versión del Ministerio del Interior, continuar con la llamada 'enmienda Dubs' sería hacerle el juego a los traficantes. “Es atraerles como un imán”, declaró la responsable del departamento, Amber Rudd, en la Cámara de los Comunes, para quien el Gobierno ya ha cumplido.

“Lo que estamos haciendo -le respondió la laborista Yvette Cooper-- es mandar de nuevo a los niños a una vida de fango y peligros. El Gobierno está empujando a niños vulnerables a volver a los brazos de los traficantes y a la esclavitud moderna”. Miembros de todos los partidos en las dos Cámaras, incluidos conservadores, se oponen al cierre arbitrario del programa. La petición para que se continúe será debatida el próximo 23 de febrero.

DESMENTIDO DE LOS AYUNTAMIENTOS

El Gobierno también alega que ayuntamientos y autoridades locales no tienen medios para acoger a los menores. Varios de ellos lo han desmentido. Hay quien ha hecho notar que la circunscripción de la que es diputada Theresa May no ha recibido ni uno solo de los refugiados.

Los niños elegidos como más vulnerables, seleccionados ya para viajar y apuntados en las listas de espera, seguirán atrapados en campos de refugiados en otras ciudades europeas. Algunos de esos campos, como el de Lyon en Francia, cerrará en pocos días. A partir de ahí nadie sabe que pasará con sus ocupantes.

En Grecia, sobreviviendo apenas, hay 1.000 niños sin compañía. “Creo que esta decisión pone a los menores que están solos en una situación desesperada. Creían que tenían cierta esperanza, que Gran Bretaña estaba haciendo algo y ahora ven que la puerta se ha cerrado”, afirma Lord Dubs, otro de los que ha pedido al Gobierno que reconsidere la decisión.