AGRESIONES EN UN PAÍS DE LATINOAMÉRICA

Una exmodelo colombiana da nombre a una ley que endurece el castigo a los ataques con ácido

Natalia Ponce de León, agredida en el 2014, se ha convertido en un referente de las cientos de víctimas en ese país

ABEL GILBERT

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Había sido modelo publicitaria. Luego vivió en  Londres y regresó a Colombia a para hacerse cargo de una empresa familiar. Todo fue diferente para Natalia Ponce de León el 27 de marzo de 2014. Ese día aciago, un hombre que la había convertido en objeto de sus obsesiones, la atacó en la puerta de su casa con un litro de ácido sulfúrico. Las marcas de la agresión quedaron en su rostro, el dorso de la lengua, los párpados, el oído izquierdo, el abdomen, la cadera y las piernas. Jirones de su piel fueron encontrados el piso de la casa mezclados con sangre y un líquido negro y viscoso. Tenía 33 años.

"Hace 662 días mi vida cambió luego de ser brutalmente atacada con ácido, pero hoy, señor presidente, con la promulgación de esta ley, es usted, el Congreso y el país en general los que están cambiando la vida de las víctimas de ataques con agentes químicos", dijo en Bogotá el lunes. La iniciativa, que contempla duras penas de hasta 30 años de prisión contra los agresores,  era reclamada a gritos en una Colombia donde más de 100 personas al año han corrido la misma desgracia que Natalia Ponce de León. El 75% de las víctimas son mujeres. "Necesitamos ponerle freno a una tragedia que en los últimos seis años han tenido que afrontar 628 colombianos", dijo Santos. 

En abril pasado, se publico el libro  El renacimiento de Natalia Ponce de León. La periodista Martha Elvira Soto Franco reconstruyó en sus páginas todo lo que ocurrió tras el calvario de la exmodelo. "Cuando (en la clínica) me empezaron a cortar el cabello me sentí muerta ¡Jesús, qué está pasando, esto va hondo!  (...). Pensaba, ¡cómo terminé acá, esto es el infierno!". Muy pronto, encontró sin embargo una fuerza interior capaz de sostenerla. "Nunca creí que resistiera tanto dolor, que la vanidad pasara a un segundo plano. Me miro al espejo y encuentro mis rasgos, mi nariz y un poco de mi boca. Las pestañas ya me crecieron y ahí están mi ojos, por los que tanto sufrí ". 

Una fundación

Ponce de León  creó una fundación en defensa de las víctimas de los ataques con ácido. “Sé que estoy hecha para hacer algo grande y lo estoy haciendo. La vida me está dando la oportunidad de acabar con esto. Hay muchos casos en la impunidad", decía meses antes de que se promulgara la ley. Ponce de León jugó un papel relevante para que esto suceda, y asi lo entendió Santos. "En Colombia la violencia ha dejado huellas por generaciones. Por el conflicto y el crimen organizado. Pero también hay otras violencias y ese es el caso de los ataques con ácido. No se sabe en qué cabeza cabe que un ser humano ataque a otro de manera tan despiadada. Pero siempre es admirable cómo las víctimas se levantan", dijo el jefe de Estado. 

"Quiero que todas las Natalias reciban el mismo apoyo y amor que yo he recibido. Que tengan fácil acceso al Glayderm, a las máscaras de Uvex, a la hidroterapia, al apoyo psicológico y psiquiátrico, a la justicia. Que estos casos no queden impunes nunca más y que el rigor de la justicia evite que sigan en aumento. También quiero visitar la cárcel donde está mi agresor, mirarlo a los ojos y decirle que no le guardo ningún rencor. Y que me mire y compruebe que ¡aquí está Natalia Ponce de León Gutiérrez de Piñeres, viva. ¡Míreme!".

Desde el pasado lunes, todos los colombianos pudieron mirarla. Al lado de Santos, y como un gesto de una enorme potencia simbólica, Ponce de León se sacó la máscara que utiliza en público y descubrió por primera vez su rostro desde aquel marzo de pesadilla.