CRÓNICA DESDE LONDRES

Un problema cada vez más gordo

Una pasajera en Heathrow.

Una pasajera en Heathrow.

BEGOÑA Arce

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Anne es una londinense entrada en carnes. Su última visita al consultorio médico del barrio fue para ponerse unas vacunas antes de marcharse de vacaciones a Kenia. La ATS aprovechó para hacerle un minirreconocimiento. El pulso, la presión y la báscula. Cuando la enfermera le dijo: «Está usted gorda. Debe bajar de peso», Anne pegó un respingo. Por supuesto ella sabía que le sobraban una decena larga de kilos, pero no esperaba un comentario tan directo.

En los tiempos del nuevo laborismo, los profesionales de la sanidad pública recibieron la consigna de suavizar el lenguaje al hablar con los pacientes. Cualquier persona que rebasara el peso adecuado era alguien «obeso». Lo de «gordo» resultaba, al entender de las autoridades sanitarias, demasiado traumático.

Pero los nuevos responsables del Ministerio de Sanidad creen que es contraproducente andarse con paños calientes. «Si me miro en el espejo y pienso que estoy obesa, me siento menos preocupada que si pienso que estoy gorda», afirma la secretaria de Estado, Anne Milton. El debate divide a los ciudadanos y a los profesionales de la medicina. Para Milton, exponer la cruda realidad a los pacientes es un modo de que se responsabilicen personalmente de un problema cada vez más acuciante.

Se mire donde se mire, la grasa aumenta. Para el nuevo curso escolar, Marks and Spencer ha puesto a la ventaon linelos nuevos uniformes, que por primera vez tendrán supertallas para niños gordos, a partir de los cuatro años. El lanzamiento, a modo experimental, refleja la realidad en el patio de recreo. Las llamadas tallas Plus responden a la petición de los padres, según aclara la popular cadena de almacenes. Los kilos se van apilando cada vez más pronto. El 27% de los niños británicos llegan a la escuela primaria con un peso excesivo.

Las mascotas, también

La crisis adiposa se extiende a todo el que vive en el hogar, incluidos los animales de compañía. Uno de cada tres perros en el Reino Unido está gordo. Por las consultas de los veterinarios pasan también gatos rollizos, hámsters inflados, canarios pechugones y hasta peces de colores redondos como bolas. Existe incluso el Pet Fit Club, un concurso de adelgazamiento para canes. El año pasado el ganador fue un labrador, llamado Keano, que perdió 10 kilos a base de dieta y mucho ejercicio.

Volviendo a los humanos, el Gobierno se dispone a publicar en otoño unas nuevas directivas para que los profesionales de la sanidad sepan a qué atenerse a la hora de dirigirse a los pacientes. Doctores como el profesor Steve Field están de acuerdo en que es mejor ser «más honrado y más brutal». A su entender hay que suprimir la palabra obeso, por ser una terminología demasiado abstracta y médica.

Otros de sus colegas, en cambio, como la profesora Lindsey Davies, temen que la gente «se puede sentir ofendida» y estigmatizada si se la llama gorda. Lo que nadie parece tener es la fórmula para atajar lo que en el Reino Unido se ha convertido en una epidemia.