ESCÁNDALO EN LA CURIA ROMANA

Pirateado un ordenador clave del Vaticano

Las reformas de Francisco enconan la lucha interna dentro de la Santa Sede

El papa Francisco.

El papa Francisco. / EFE /ANGEL CARCONI

ROSSEND DOMÈNECH / ROMA

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El Papa puede ordenar este semana algún arresto dentro del Vaticano, después de que el ordenador del revisor general de todo el sistema económico de la Santa Sede ha sido pirateado desde dentro y de que estén por salir en Italia dos libros con documentos privados y confidenciales internos. La Gendarmería vaticana ha abierto una investigación al respecto y, según parece, el incauto pirata habría dejado sus huellas

La información fue revelada en un programa del canal RAI2 por Luigi Bisignani, un experto vaticanista, y la recogió también el diario conservador Il Tempo. «Por ahora no tenemos nada que decir», respondió el portavoz del Pontífice, Federico Lombardi.

En coincidencia con estos hechos, esta semana serán puestos a la venta dos libros, Vía Crucis, de Gianluigi Nuzzi, autor de Vaticano S.A.) y Avaricia de Emiliano Fittipaldi, que prometen «documentación inédita», grabaciones y otros papeles.

Nada es casualidad y todo apunta que a medida que se acerca la aprobación final de la reforma general del gobierno central de la Iglesia católica, prevista para el 2016, la lucha dentro del Vaticano se ha vuelto más encarnizada. El pasado junio el Papa nombró a Libero Milone, exasesor de Deloitte, como «revisor general de la Santa Sede» y le dio carta blanca. Su labor consistiría en supervisar y controlar las cuentas, presupuestos y balances consolidados de todos y cada uno de los organismos, despachos e instituciones de la Santa Sede. Se trataba de tocar un avispero de intereses, incluso legítimos, visto que cada organismo llevaba sus cuentas sin dar explicaciones.

El nombramiento se produjo después de que Francisco introdujera en la Santa Sede aquellos organismos económicos que exigen los acuerdos internacionales sobre transparencia.

El español Vallejo Balda

Entre los relegados, molestos e investigados se encontraría, según fuentes vaticanas, el monseñor español Vallejo Balda, al que apoyaría el Opus Dei, aspirante a dirigir la Secretaría Económica, el más alto organismo vaticano, creado por Francisco, para supervisarlo y controlarlo todo.

Hay quien habla de que se ha puesto en marcha una especie de segundo Vatileaks como el que sucedió con Benedicto XVI, cuando su mayordomo, Paolo Gabriele, robó documentos privados y confidenciales del Papa y, tras un proceso, terminó en la cárcel. Con toda probabilidad, fue el chivo expiatorio de las luchas intestinas de cardenales y obispos que ya estaban tomando posiciones en vistas de la sucesión de Joseph Ratzinger.

La diferencia es que Jorge Bergoglio no encaja los golpes, sino lanza una contraofensiva que atañe a todos los aspectos y niveles, ayudado con toda probabilidad por las huestes de la Compañía de Jesus, los jesuitas, de los que forma parte.