La pequeña monarquía con negocios en todo el planeta

Catar tiene inversiones millonarias en varios países gracias a los beneficios del gas y el petróleo, que le han permitido ampliar su influencia política y difundir su ideología

Vista de Doha en Catar

Vista de Doha en Catar / periodico

ANA ALBA / JERUSALÉN

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El poder económico de Catar no se corresponde con su tamaño. Este pequeño país del Golfo Pérsico que limita con Arabia Saudí es una de las economías más dinámicas y pujantes de Oriente Próximo.

Su eficaz gestión de los superávits del gas natural licuado y el petróleo le ha llevado a invertir su capital en todo el planeta. Gran Bretaña es el principal destino extranjero del capital catarí, que también ha llegado a Francia, Alemania y España, entre otros países.

El principal vehículo de las inversiones catarís es el Fondo Soberano de Inversión de Catar (QIA), creado en 2005 y que ha invertido miles de millones de dólares en bolsa, aeropuertos, grandes almacenes, cadenas de supermercados, edificios y bancos y empresas de todo tipo.

PROPAGAR IDEOLOGÍA

El gas es el mayor motor de la economía catarí. Su descubrimiento del yacimiento de South Pars en aguas del Golfo Pérsico, que comparte con Irán, le ha supuesto enormes beneficios. Los negocios con los iraníes han acercado Doha a Teherán, el enemigo por excelencia de Arabia Saudí en Oriente Próximo. Los catarís priorizan el dinero, que les permite ampliar su influencia política y diplomática en Oriente Próximo.

Catar, que hace poco más de diez años tenía 500.000 habitantes y ahora cuenta con 2,6 millones (solo el 12% son catarís), ha utilizado su poder económico para influir en crisis como las de Egipto, Libia y Siria, donde su ayuda financiera a grupos rebeldes ha sido determinante.

La monarquía catarí, encabezada por el joven emir Tamim bin Hamah al Zani, ha seguido su propia política regional y ha reafirmado su influencia en el mundo de los medios de comunicación y el deporte, con la cadena de televisión Al Jazeera y la organización del Mundial de Fútbol en 2022.

Doha ha propagado su ideología a través de Al Jazeera, a la que el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, acusó de intentar derrocarlo. Arabia Saudí ha cerrado las oficinas del canal en Riad y le ha retirado la licencia por “alentar a grupos terroristas”