Violencia de armas de fuego

El peor tiroteo masivo de la historia de EEUU convierte Las Vegas en "zona de guerra"

Policías de Las Vegas y personal sanitario en un cruce de calles tras el tiroteo masivo en Las Vegas, el 1 de octubre.

Policías de Las Vegas y personal sanitario en un cruce de calles tras el tiroteo masivo en Las Vegas, el 1 de octubre. / periodico

Idoya Noain

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Los tiroteos masivos, uno de los más trágicos y definitorios hechos diferenciales de Estados Unidos, han sumado otro demoledor capítulo a sus anales; el más letal, por ahora, en la historia del país, con al menos 59 muertos y 527 heridos.

El domingo alrededor de las 22.08 horas en Las Vegas, mientras unas 22.000 personas asistían a un concierto de ‘country’, un hombre luego identificado como Stephen Paddock (blanco, de 64 años y sin antecedentes penales significativos) abrió fuego indiscriminadamente desde una habitación en la planta 32 del hotel Mandalay Bay, a unos 400 metros del recinto al aire libre donde se celebraba el último concierto en un festival de música de tres días. Su torrente de balas, que se prolongó durante varios minutos, provocó escenas de pánico y terror y creó lo que el gobernador de Nevada, Brian Sandoval, ha comparado con “una zona de guerra”.

El ataque solo acabó cuando Paddock se quitó la vida. Lo hizo antes de que entrara en su habitación la policía, que lo localizó fácilmente entre los más de 3.300 cuartos por la alarma de incendios que hizo saltar el desatado fuego de sus armas. En la estancia, en la que Paddock se alojaba desde el día 28 de septiembre, se encontraron al menos 17 armas de fuego. Entre ellas había al menos un par de rifles con miras. En su coche se localizó también nitrato de amonio, un felrtilizante que puede utilizarse en explosivos.

Pese a que el Estado Islámico ha reivindicado la masacre como obra de uno de sus “soldados”, sin aportar pruebas de la supuesta conversión o adscripción de Paddock, el FBI ha descartado vínculos de la matanza con grupos terroristas internacionales. Al menos de momento. Y la tragedia no ha sido calificada como terrorismo, ni internacional ni nacional.

Espanto, oraciones y falta de regulación

Resucitan, una vez más, las reacciones de “tristeza, espanto y dolor”, las palabras que ha usado el presidente Donald Trump en un mensaje a la nación donde ha descrito lo ocurrido como “un acto de puro mal”. Resucitan también los mensajes de condolencia y los que hablan de oraciones. “Rezamos por el día en que el mal se desvanezca y los inocentes estén seguros del odio y del miedo”, ha dicho también Trump, que visitará Las Vegas el miércoles y ha ordenado que las banderas del país ondeen a media asta.

Pero mientras las autoridades de Las Vegas urgían a donaciones de sangre para tratar a la avalancha de heridos resurgían también las preguntas sin respuesta sobre qué hará falta para que EEUU emprenda un esfuerzo contundente para controlar legislativamente las armas de fuego, algo que se plantea como quimera ante la acérrima defensa de muchos de la segunda enmienda. Y aunque líderes como el expresidente Bill Clinton hayan dicho que lo ocurrido en Las Vegas debería ser “inimaginable”, no hay que imaginar para recordar matanzas como las del club Pulse en OrlandoVirginia Tech, la escuela de Sandy Hook o San Bernardino, por citar solo algunos de los peores tiroteos masivos de la última década, superados ya por el de este domingo, y que no han ayudado a cambiar nada.

Un desconocido “absoluto” para las autoridades

Las autoridades son incapaces aún de determinar los motivos de Paddock, al que el sheriff de Las Vegas, Joe Lombardo, ha definido como “un psicópata” y la alcaldesa de la ciudad, Carolyn Goodman, ha pintado como “un lunático enloquecido lleno de odio”. Lombardo ha asegurado que era un “absoluto desconocido” para las autoridades y que no han encontrado rastros de él ni en bases de datos federales ni del estado de Nevada. “No sé cómo se podía haber prevenido (la matanza) si no teníamos conocimiento previo de este individuo”, ha defendido.

Aunque inicialmente se consideró “persona de interés”a su compañera sentimental, Marilou Daley, ella se encuentra fuera del país, en Japón, y después de localizarla y hablar con ella las autoridades estadounidenses han determinado que Paddock actuó en solitario.

Los registros públicos confirman que Paddock tenía una licencia de caza emitida por el estado de Alaska. Y han sido sus familiares quienes han hecho la descripción más detallada hasta el momento del jubilado, que pasaba buena parte de su tiempo en compañía de Daley, apostaba profesionalmente en casinos y viajaba  con frecuencia a Las Vegas y desde su casa en Mesquite, en la frontera entre Nevada y Arizona, donde las autoridades han encontrado también otro arsenal de al menos 18 armas de fuego, explosivos, y miles de balas.

“No tiene ningún sentido, no hay razón”, ha declarado a los medios Eric Paddock, su hermano, que vive en Florida y recientemente recibió del sospechoso un mensaje de texto interesándose por su madre tras el paso del huracán 'Irma'. “Era un tipo que jugaba a videopoker, se iba de cruceros y comía burritos en Taco Bell. No tenía un pasado militar ni nada del estilo. No tenía afiliación política o religiosa que supiéramos”.