El Pentágono investiga la emboscada en que murieron cuatro soldados de EEUU en Níger
Más allá del enfrentamiento de Trump con una viuda, se abren interrogantes sobre las operaciones de Washington en África
Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
Idoya Noain
El día 16, 12 después de las primeras informaciones sobre la muerte de cuatro soldados estadounidenses en Níger, un reportero en la Casa Blanca preguntó a Donald Trump: "¿Por qué no hemos oído nada de usted por ahora sobre los soldados que fueron asesinados en Níger? ¿Qué tiene que decir sobre ello?" Eran dos interrogantes que ponían el dedo en la llaga de un silencio inusual en el verborréico presidente. Cuando Trump contestó empeoró las cosas, desatando una tormenta política que le ha llevado a enfrentarse con una de las viudas. Pero aunque ese embrollo haya acaparado la atención mediática no ha despejado las persistentes dudas y preguntas sobre la operación y lo ocurrido, un galimatías que ha desatado una investigación del FBI y del Pentágono y ha vuelto a poner los focos del Congreso, los medios y los ciudadanos en opacas operaciones militares de EEUU, en este caso en África.
El general Joseph Dunford, que preside la Junta de Jefes del Estado Mayor, ofreció el lunes una rueda de prensa de casi una hora. Según su relato, una patrulla de 12 miembros compuesta principalmente por Boinas Verdes (las fuerzas especiales del ejército de tierra de EEUU) salieron el 3 de octubre de la capital de Níger, Niamey, en una "simple misión de reconocimiento". Acompañaban a 30 soldados nigerianos y su destino era Tongo Tongo, un pueblo a unos 85 kilómetros al norte, cerca de la frontera con Mali.
Dunford no aclaró cuál era la misión y hay distintas versiones sobre si el convoy siguió a un grupo de radicales islamistas (que habrían cruzado a Mali en la persecución) o si solo lo observó. Lo que el general sí dijo es que los militares hicieron noche en el pueblo y a la mañana siguiente, el día 4, cuando emprendían el retorno a Niamey, empezaron a ser atacados por cerca de 50 militantes, que llegaron en motos y vehículos y dispararon con una variedad de armas, desde metralletas hasta lanzagranadas. Se les identifica como integrantes del Estado Islámico del Gran Sáhara, pero el grupo no ha reivindicado la acción y en la zona hay fuerte presencia también de otros grupos vinculados a Al Qaeda.
El retraso
Dunford explicó que los militares tardaron una hora en pedir ayuda, un retraso que no se puede explicar de momento. También informó de que un 'drone' estadounidense llegó "en minutos". No se sabe si era solo de reconocimiento o si estaba armado pero lo seguro es que no disparó (sí empezó a ofrecer vídeo de la batalla).
Los aviones de la fuerza militar de Francia (que tiene desplegados cerca de 4.000 soldados en la región, frente a los 800 de EEUU), tardaron media hora desde esa llamada en despegar y otra media hora en llegar. Según contó Dunford, tampoco dispararon (y hay versiones contradictorias sobre si tenían o no autoridad para hacerlo). Por la tarde llegaron helicópteros de refuerzo franceses y un equipo de intervención rápida de Níger y la batalla continuó hasta la noche. Los franceses evacuaron a dos heridos estadounidenses (hubo también cinco soldados locales muertos y seis heridos). Otra compañía subcontratada por el Pentágono evacuó los cadáveres de tres soldados estadounidenses (dos de los cuales no eran boinas verdes).
Fue entonces, sobre las nueve de la noche, cuando el Pentágono comprobó que faltaba el sargento La David Johnson (con cuya viuda se ha enfrentado Trump). Dunford avisó a la Casa Blanca y se aprobó desplegar "activos nacionales" de EEUU (posiblemente miembros del comando de operaciones especiales). Fueron, no obstante, militares de Níger quienes encontraron el cadáver de Johnson dos días después. No se sabe cómo Johnson se separó del grupo, lo que la versión oficial dice que sucedió. Su viuda, además, asegura que no le han dejado ver el cadáver, algo a lo que Dunford reconoció que tiene derecho aunque se le desaconseje.
El Congreso
La versión de lo sucedido dada por Dunford altera otras informaciones que fuentes oficiales habían dado con anterioridad (incluyendo los tiempos de respuesta), pero sigue manteniendo abiertos muchos interrogantes. Son tantos que el secretario de Defensa, James Mattis, acudió la semana pasada al Congreso para dar un briefing a al senador republicano John McCain, que había amenazado con usar poderes judiciales para clarificar lo ocurrido, y Lindsay Graham. Y este jueves los mandos militares volverán a Capitol Hill, intentando promover una imagen de "más trasparencia".
Se les exigirá, no obstante, sobre algo más que sobre la operación de combate más letal para soldados estadounidenses en los nueve meses de Administración Trump, especialmente al producirse las cuatro muertes en un país donde las fuerzas estadounidenses "no tienen misión activa de combate directo" aprobada. Bajo la lupa se ha puesto toda la estrategia de esta Casa Blanca en Níger y en toda África. Y Mattis ya les ha contado a los senadores que la estrategia antiterrorista está cambiando y poniendo el foco más en el continente, dando autoridad para tomar decisiones a los mandos sobre el terreno y expandiendo las capacidades de usar fuerza letal contra sospechosos de terrorismo. Quizá sin los hechos de Níger no lo habrían contado públicamente. Y el Congreso quiere debatir.
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