TERRORISMO EN CHINA

Pekín nombra a un zar antiyihadista

Liu Yuejin, exviceministro de Seguridad Pública y eficaz director de la lucha contra el narcotráfico, dirigirá la campaña contra islamistas e independentistas uigures

Liu Yuejin habla con la prensa tras una conferencia en Pekín, el 24 de junio.

Liu Yuejin habla con la prensa tras una conferencia en Pekín, el 24 de junio. / periodico

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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Liu Yuejin no se le han resistido ni sangrientos señores de la droga birmanos ni el famoseo que fuma porros en sus áticos pequineses. China ha elegido para la tarea más dura al tipo más duro. Desde la semana pasada lidera la defensa contra el terrorismo en un país cada vez más golpeado, dentro y fuera de sus fronteras, días antes de la aprobación, este domingo, de la primera y controvertida ley antiterrorista.

La elección de un policía de probada eficacia y justificada reputación es la última medida aprobada por el Ministerio de Seguridad Pública tras los atentados que dejaron más de un centenar de muertos en París. El nuevo zar antiterrorista (apelativo recurrente en China para quienes acumulan poder) ocupa un cargo de nuevo cuño, según el diario China Daily.

China sufre su cuota de terrorismo con el llamado Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (ETIM, por sus siglas inglesas), formado por uigures independentistas de la provincia de Xinjiang. Occidente acostumbra a rebajar su peligrosidad a pesar de que Pekín consiguiera tras los atentados de las Torres Gemelas que Estados Unidos lo incluyera en la lista de organizaciones terroristas.

Las informaciones periodísticas suelen incluir el latiguillo de que China exagera la amenaza uigur como excusa para incrementar la presión policial sobre Xinjiang. Pekín está comprensiblemente indignada por no recibir la ola de solidaridad que provocan los atentados islamistas en cualquier otra parte del mundo, como si los civiles muertos de una dictadura merecieran menos simpatía que los de una democracia o la represión religiosa y sinización impuesta en Xinjiang relativizase la muerte de inocentes.

ATAQUES UIGURES

Los ataques uigures han dejado cientos de muertos en el último año en China, una factura más onerosa que la de cualquier país occidental. Oportunidades para la solidaridad global ha habido. Un grupo de uigures vestidos de negro y armados con cimitarras atacaron en marzo pasado una estación de tren de Kunming (Yunnan) y dejaron 29 muertos en un episodio calificado como el 11-S chino por la prensa local. Otro ataque en septiembre en una mina de carbón del noroeste acabó con una cincuentena de fallecidos, entre terroristas y trabajadores.

Los atentados uigures ya no son esporádicos, artesanales y limitados a la provincia de Xinjiang, sino cada vez más frecuentes y ambiciosos. Llegaron a golpear incluso la Ciudad Prohibida, en el centro pequinés, cuando un coche se estrelló contra los turistas. Y cabe añadir el rehén chino ejecutado por el Estado Islámico (EI) recientemente y otros tres muertos en el ataque a un hotel de Bamako (Mali). Algunos militantes uigures han llegado a Siria a través de Turquía para alistarse con el EI, según la prensa. China tiene un problema muy serio de terrorismo, sin matices ni relativismos.

LUCHA CONTRA EL NARCO

Contra esas crecientes amenazas ha sido nombrado Liu, de 56 años y epítome del policía duro. Había sido viceministro del Ministerio de Seguridad Pública y ha dirigido la lucha contra el narcotráfico, otro problema creciente en China. En su currículum luce Naw Kham, el señor de la droga que aterrorizó durante años el Triángulo de Oro (Myanmar, Tailandia y Laos) con su centenar de acólitos y se convirtió en enemigo público de Pekín en el 2011 por asesinar y descuartizar a 13 marineros chinos en el delta del Mekong. Su captura entre las junglas birmanas fue equiparada por su complejidad a la de Osama bin Laden.

Liu admitió después que solo la voluntad de llevarlo ante la justicia le hizo descartar la idea de lanzar una bomba desde un dron. “Naw Kham es aparentemente budista, pero ha consagrado su vida al crimen y los asesinatos. Es, por naturaleza, un asesino brutal sin ninguna consideración por las vidas ajenas”, dijo Liu en las vísperas de su ejecución.

DUROS CASTIGOS

El nuevo zar antiterrorista acostumbraba a salir en la prensa después de cada gran operación policial contra el narcotráfico. Mao consiguió erradicar casi al completo la droga después de que el abuso de opio suministrado por británicos hubiera atontado al pueblo durante un siglo. La relajación de los controles sociales tras la apertura económica en los años 80 del pasado siglo las devolvió y en los últimos años el uso de anfetaminas, hachís o éxtasis ha crecido entre la juventud a pesar de los duros castigos previstos en la ley china.

La campaña ha subrayado el castigo a celebridades por su extenso número de seguidores y su influencia en la juventud. El hijo de Jackie Chan, célebre actor y embajador contra la droga, fue sentenciado a seis meses de cárcel por dar cobijo a consumidores de drogas en su apartamento pequinés. Antes habían sido detenidos Gao Hu, actor protagonista de 'Las Flores de la Guerra'; Chen Wanning, director y guionista; Li Daimo, actor televisivo; Xie Tianxiao, estrella del rock, y Max Mok, actor hongkonés, entre otros.