TERROR EN FRANCIA

París planta cara a la yihad

Un manifestante sostiene un lápiz gigante en la plaza de la República, este domingo en París.

Un manifestante sostiene un lápiz gigante en la plaza de la República, este domingo en París. / JNA/

EVA CANTÓN / PARÍS

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Un día para la historia. Francia protagonizó este domingo un momento de unidad nacional sin precedentes desde que los franceses salieron a festejar la liberación de París el 25 de agosto de 1944. La gran manifestación republicana, convocada por François Hollande tras los trágicos atentados que han costado la vida a 17 personas, inundó las calles de la capital francesa de un clamor sin fisuras contra el terrorismo, de un canto a la libertad y la democracia. Fue también un emotivo homenaje a los periodistas de la revista 'Charlie Hebdo'asesinados a sangre fría por los hermanos Kouachi, y a la libertad de expresión. En esa simbólica marcha para plantar cara a los fanatismos, el presidente de la República francesa estuvo arropado por  44 jefes de Estado o de Gobierno, entre ellos el español Mariano Rajoy, el británico David Cameron o la alemana Angela Merkel. También el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, y el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu.

Todos ofrecieron al mundo una imagen de firmeza, condensada en el gesto de sus brazos unidos en la cabecera de la manifestación parisina, que partió de la emblemática Plaza de la República sobre las 15.30 horas bajo un sol radiante. Flanqueado por la cancillera alemana y el presidente de Mali, Ibrahim Bukarar Keita, quien en el 2013 obtuvo la ayuda militar francesa para impedir que el radicalismo islámico se hiciera con el control del país, Hollande y el resto del cortejo inició la marcha tras un minuto de silencio en memoria de las víctimas.

Cuarenta y cinco minutos después, los líderes se encaminaron al Palacio del Elíseo y dejaron todo el protagonismo a la gente, que aportó un récord para la historia: 3,7 millones de personas desfilaron por todo el territorio francés. Solo en París lo hicieron 1,5 millones en un notable ambiente de respeto y camaradería que pareció contagiar al propio Hollande, más afectuoso en sus gestos de lo que acostumbra. Como cuando se le vio consolar con un sentido abrazo a Patrick Pelloux, médico y colaborador de 'Charlie Hebdo' que arrastra la pena de no haber podido salvar la vida de sus compañeros, pese a haber acudido rápidamente a socorrerlos tras el tiroteo mortal.

O un poco antes, al posar con una Merkel enteramente de luto que hizo descansar su cabeza en el hombro del presidente francés. Hubo también espacio para saludar a los familiares y amigos de las víctimas de los terroristas: los dibujantes, reporteros y colaboradores de la revista, el policía musulmán que custodiaba la sede de la publicación, la joven policía municipal abatida en el sur de París y los cuatro rehenes de una tienda judía del este de la capital.

LA «CAPITAL DEL MUNDO»

Todo el protocolo estaba orientado ayer a hacer de París «la capital del mundo», como les dijo Hollande a sus ministros al despuntar el día. Una capital unida frente al terrorismo, apoyada por la comunidad internacional y por la clase política francesa, a excepción de la ultraderechista Marine Le Pen, que se unió a la manifestación en Beaucaire, una pequeña localidad del sur de Francia gobernada por el Frente Nacional. Le Pen fue la única que aprovechó la jornada para lanzar un mensaje político explícito reprochando la inacción gubernamental frente al terrorismo.

Sin embargo, es probable que los peros a una jornada que transcurrió como la seda tengan su origen lejos de Le Pen y cerca de la gran sinagoga de París, donde Hollande culminó los actos del día con una ceremonia de homenaje a las 17 víctimas de los atentados a la que asistió acompañado de Binyamin Netanyahu. Su presencia en París había suscitado el malestar de la comunidad musulmana, de quien se esperaba que se manifestara en masa y, a juzgar por lo percibido en las calles, se diría que no lo hizo.

APROVECHAMIENTO POLÍTICO

Han surgido voces que cuestionan el aprovechamiento político que Netanyahu pretende hacer de los atentados de París, en especial el de carácter antisemita de la tienda judía. De hecho, Manuel Valls tuvo que pararle los pies en vísperas de la manifestación cuando el líder hebreo invitó a los judíos de Francia a instalarse en Israel. «Sin los judíos de Francia, Francia no es Francia», le dijo.  El de la convivencia de las diferentes comunidades religiosas del país será solo uno de los problemas que Hollande tenga ante sí a partir de hoy mismo, cuando retome su agenda tras una dramática semana.