CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Otro disparate de Romney

El candidato republicano dice no entender por qué no se pueden abrir las ventanillas de los aviones

El matrimonio 8 Romney con su esposa Ann Davis, el sábado.

El matrimonio 8 Romney con su esposa Ann Davis, el sábado.

RICARDO MIR DE FRANCIA
WASHINGTON

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Quienes conocen a Mitt Romney lo describen como una persona cerebral y analítica, uno de esos tipos que raramente habla sin calcular el impacto de lo que va a decir. Pero su campaña sigue empañándose con un rosario de meteduras de pata, algunas muy ideológicas, como esos comentarios sobre el 47% de los votantes de Obama que«dependen del Gobierno y se sienten víctimas», y otras simplemente bizarras, como la que protagonizó el sábado en un evento de recaudación de fondos de California.

El candidato republicano se preguntó cómo es que no pueden abrirse las ventanillas de los aviones.«Es un verdadero problema», apostilló. Romney estaba contando a los donantes, que dejaron en sus arcas seis millones de dólares, el momento difícil que atravesó el viernes su mujer, Ann Davis. El avión en el que viajaba se vio obligado a hacer un aterrizaje de emergencia en Denver después de sufrir una avería eléctrica.«Cuando se desata un fuego en un avión, no tienes donde ir, a ningún sitio y no puedes recurrir a oxígeno que entre de fuera de la nave porque las ventanas no se abren. No entiendo por qué. Es un verdadero problema. Es muy peligroso...»,dijo el candidato según elL.A. Times.

Mientras parte de la blogosfera se mofaba ayer de sus palabras o cuestionaba su sentido común para ser presidente, varios expertos le recordaron que abrir las ventanas durante el vuelo sería como mínimo contraproducente, si no llanamente suicida, ya que la entrada de oxígeno avivaría el fuego y el cambio brusco de presión podría destruir el fuselaje.

Lo cierto es que por más que intenta cambiar de rumbo, la campaña de Romney está siendo un desastre, como reconocen abiertamente muchos republicanos. Sus salidas de tono o las de sus asesores alimentan la distracción cuando más necesita marcar la pauta del debate. Primero ofendió a Gran Bretaña con sus críticas a la organización de los Juegos Olímpicos.

Luego se fajó con los palestinos con unas declaraciones calificadas por muchos de racistas y la semana pasada vino a sugerir que la mitad del electorado estadounidense son una panda de parásitos dependientes del Estado. Pero más cuesta comprender sus reticencias a ser más específico sobre su programa. Tuvo la oportunidad el domingo en una entrevista en '60 minutos', pero preguntado sobre sus planes fiscales para reducir el déficit volvió a salirse por la tangente.