CONSULTA CONTROVERTIDA

Orbán fracasa al no lograr la participación suficiente en el referéndum contra los refugiados en Hungría

Orbán (centro) pronuncia un discurso en un acto de su partido en el Balna Budapest Cultural Center, en Budapest, tras el referéndum.

Orbán (centro) pronuncia un discurso en un acto de su partido en el Balna Budapest Cultural Center, en Budapest, tras el referéndum. / periodico

KIM AMOR / BUDAPEST (ENVIADO ESPECIAL)

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El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha sufrido un duro revés tras fracasar el referéndum que ha promovido para que los húngaros decidan si aceptan o no las cuotas de refugiados fijadas por la Unión Europea. La consulta ha quedado invalidada por haber sido la participación inferior al 50% del censo electoral, compuesto por más de 8 millones de electores. Aun así, Orbán dio por refrendadas sus tesis y apuntó a una reforma de la Constitución.

El porcentaje, del 39,8%, es descontando los votos nulos, el 3,4%, que no computan como participación, y que es la opción que han utilizado las oenegés humanitarias para rechazar la política “inhumana” sobre los refugiados del líder del partido de derecha Fidesz, que ha estado acompañada por una campaña millonaria claramente xenófoba. La oposición socialista ha hecho campaña a favor de la abstención.

Algunas fuentes cifran en cerca de 40 millones de euros de dinero público lo que se ha gastado el Gobierno en organizar la consulta ahora invalidada y en la polémica campaña, en la que, entre otras cosas, se ha asociado a los refugiados con el terrorismo y la delincuencia.

LAS URNAS Y LA VALLA

Como estaba previsto, entre los electores que acudieron a las urnas el ‘no’ ha sido abrumador, de más de 98%. Tras votar por la mañana, Orbán ya dejó claro que para él la participación no era importante sino que lo esencial era que el rechazo a la política de Bruselas expresado en las urnas fuera muy elevado, como así ha sido. Tras conocerse los resultados, el primer ministro ha dejado claro que mantiene sus planes y que la UE "no podrá imponer su voluntad a Hungría". "La cuestión era Bruselas o Budapest, y hemos dicho Budapest", ha afirmado Orbán, quien destacó que el 'no' ha superado en votos a los que cosechó la adhesión húngara a la UE y ha anunciado que propondrá una reforma de la Constitución "para reflejar la voluntad del pueblo".

“Estoy orgulloso de que hayamos sido los primeros en Europa en someter esta cuestión a las urnas, incluso si somos los únicos”, ha dicho el jefe del Ejecutivo húngaro. Orbán también ha sido el primer dirigente europeo en levantar una valla de 174 kilómetros de largo y cuatro metros de alto, en la frontera con Serbia, para frenar la entrada de decenas de miles de personas que huían de la guerra en Siria. Un informe de Amnistía Internacional hecho público la semana pasada afirma que los solicitantes de asilo “están sufriendo abusos violentos, devoluciones ilegales y detenciones ilegítimas a manos de las autoridades húngaras”.

INFLUENCIA ENTRE LOS VOTANTES

En todo caso, la influencia del mensaje del Gobierno y de su primer ministro era evidente entre los que se han acercado a votar y responder con un ‘sí’ o un ‘no’ a la pregunta: “¿Quiere que la UE pueda determinar el asentamiento obligatorio de ciudadanos no húngaros a Hungría incluso sin la aprobación del Parlamento?”. Ottó, un funcionario de 48 años, que ha acudido temprano al centro de voto de la escuela Altalános, en el distrito VIII de Budapest, ha votado en contra “porque los refugiados son de otra cultura y el islam no forma parte de nuestra identidad. Además, son peligrosos”.

El joven Tamás,  un estudiante de 23 años, que ha acudido a un colegio electoral cercano a la Academia Franz Liszt, en el centro de la capital, opina: “No se puede aceptar la cuota de Bruselas porque seguro que el número de refugiados que acaban viniendo será mucho mayor. El problema de los refugiados no hay que resolverlo aquí, sino en Siria”.

GIRO A LA EXTREMA DERECHA

A pesar del abrumador apoyo a las tesis de Orbán entre los que han votado válido, el hecho de que el referéndum quede anulado debilita al primer ministro húngaro. No solo frente a Bruselas -aunque se da por seguro que su postura con respecto a las cuotas y los refugiados no va a cambiar, entre otras cosas porque se ha demostrado que el sistema pactado por la UE es un auténtico fracaso- sino que también le resta fuerza dentro de Hungría, donde mantiene una dura pugna con el Movimiento para una Hungría Mejor (Jobbik), el partido de extrema derecha que, a pesar de haber pedido también el voto por el ‘no’, advirtió durante la campaña electoral que de invalidarse el referéndum exigiría la dimisión de Orbán. Tras conocer los resultados, el exprimer ministro socialdemócrata Ferenc Gyurcsány también ha pedido la dimisión del primer ministro.

Jobbik, el partido de extrema derecha más poderoso de la Unión Europea, ha visto como en el último año su apoyo en las encuestas ha ido disminuyendo a medida que el discurso de Orbán ha ido escorándose cada vez hacia posiciones más nacionalistas y xenófobas. Una estrategia que ha fortalecido la figura del primer ministro y que le ha servido también, y sobre todo, como afirman sus detractores, para silenciar los numerosos casos de corrupción que salpican a su Gobierno.

El mecanismo de reubicación de refugiados cuestionado por Orbán se decidió en el mes de septiembre del 2015 por mayoría cualificada en una reunión de los ministros de Interior de la UE. Los únicos países que se opusieron fueron Hungría, Eslovaquia, Rumanía y la República Checa. Los 1.294 refugiados adjudicados a Hungría son sirios, iraquís y eritreos, y 988 de ellos están en la actualidad en Grecia, mientras que los 306 restantes esperan en Italia.