CRISIS EN CARACAS

La oposición venezolana llama a rebelarse contra la radicalización de Maduro

La Mesa de Unidad Democrática considera una variante de golpe de Estado la convocatoria presidencial de una Asamblea Constituyente

Maduro sostiene un ejemplar de la Constitución venezolana, en el Palacio de Miraflores, en Caracas, el 1 de mayo.

Maduro sostiene un ejemplar de la Constitución venezolana, en el Palacio de Miraflores, en Caracas, el 1 de mayo. / periodico

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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Nicolás Maduro se ha fugado hacia adelante y Venezuela entra en una nueva fase más peligrosa de su enfrentamiento político. Tras el anunciado retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA) por considerarla “injerencista” en los asuntos internos, el presidente convocó a una Asamblea Constituyente comunal. Para la “toma del poder total”, como la definió el 1 de mayo ante una multitud, el chavismo duro se propone que 500 constituyentes, 250 de ellos electos por el movimiento obrero, sienten las bases del reordenamiento jurídico del país.

Como era de esperar, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) llamó a rebelarse. “Se trata del golpe de Estado más grave de la historia venezolana; es Maduro disolviendo la democracia y la República”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional (AN), el diputado Julio Borges. Los gases lacrimógenos disuadieron a los que este martes acudieron a la llamada opositora a ocupar nuevamente las calles. Desde comienzos de abril se reproduce un mismo patrón en las grandes ciudades. La MUD convoca a ocupar el espacio público y la Guardia Nacional Bolivariana les cierra el paso. Los opositores alegan que se cercenan los derechos civiles. El Gobierno los acusa de instigar la violencia y “fabricar” muertos para provocar la conmoción nacional e internacional.

La Asamblea Constituyente se lanza después de un mes con 29 muertos y 500 heridos y cuando parecen no existir resquicios para una salida consensuada de la crisis. De hecho, esta asamblea tendrá un carácter “plenipotenciario” y “supraconstitucional” que convierte a la AN en una fachada. El ministro de Educación, Elías Jaua, designado por Maduro para impulsarla, dijo que, en adelante, el pueblo tendrá en sus manos “la resolución del conflicto histórico” que mantiene en vilo al país. “¿No querían elecciones? Habrá una elección democrática, secreta, directa de los postulados”. Jaua dijo que el 2018 será en ese sentido un año de votación. “Queremos ir a elecciones, pero queremos garantías que la oposición respetará los resultados como hemos hecho nosotros”.

El chavismo disidente no se demoró en criticar el giro del Gobierno. “Es la muerte del proyecto chavista”, dijo el politólogo Nicmer Evans. El exministro de Exteriores Miguel Rodríguez Torres se preguntó si el problema es la Carta Magna hecha en 1999 a imagen y semejanza del “comandante” o su incumplimiento. “Nuestra Constitución es la mejor del mundo. Hagámosla cumplir y no perdamos más tiempo en discusiones estériles. La emergencia económica requiere de medidas ejecutivas para poderse superar. No se resolverá con más leyes”. Lo que se espera, en adelante, es una escalada de la disputa en las calles, los medios y las cancillerías.

POSIBLES ESCENARIOS

La contraofensiva de Maduro tiene para los analistas aspectos desconcertantes. Algunos se preguntan si su endurecimiento es apenas el gesto previo a una nueva fase de negociaciones o se descarta ya de plano el camino de las negociaciones. Si se impone la segunda variante, se abren a su vez otros interrogantes y escenarios.

El consultor Luis Vicente León vislumbra varias posibilidades: puede darse que el Gobierno acentúe la represión frente a las presiones de cambio o que esa voluntad que se expresa en las manifestaciones antichavistas conduzca a una salida tutelada. Pero León contempla otras “variantes extremas”. Una de ellas es que “no pase absolutamente nada” y la oposición vuelva a replegarse “a sus zonas de clase media poco a poco”. La otra variante es “un golpe militar, donde estos actores, desconfiados y sin puentes con el sector opositor, sacan a Maduro del poder por la fuerza, pero para quedarse ellos o su bateador designado y bajo la promesa de pacificar el país”. Por ahora, ese escenario no encuentra constataciones en la realidad. El presidente acaba de reforzar su alianza con las Fuerzas Armadas.