Obama refuerza la alianza con los países del Golfo contra el Estado Islámico

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha cerrado este jueves un viaje de dos días a Arabia Saudí y su cuarta y casi seguro última visita al reino ha vuelto a dejar en evidencia las complejidades no solo del puzle de Oriente Próximo, sino también de las dificultades en las relaciones de Washington con históricos aliados, especialmente desde que Obama decidió realizar la apuesta de la diplomacia para tratar con Irán.

La sombra del acuerdo con Teherán para frenar su programa nuclear militar ha planeado sobre las reuniones a puerta cerrada que Obama ha mantenido con el rey saudí Salman (el miércoles) y este jueves con los seis miembros del Consejo de Seguridad del Golfo Pérsico (Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Bahrain y Omán). Y aunque el mandatario estadounidense se ha marchado con un acuerdo para reforzar la cooperación en la lucha contra el Estado Islámico (EI) y Al Qaeda y por su parte ha prometido mantener la colaboración para garantizar la seguridad de sus aliados históricos, las diferencias y las tensiones que llevan meses acumulándose han quedado de manifiesto, por más que el propio Obama haya declarado a la prensa que las tensiones "siempre se han sobredimensionado" y haya insistido en que comparten "una visión general" y mantienen lo que define como "diferencias sobre tácticas".

{"zeta-legacy-key":{"title":"Las claves","keys":[{"title":"SIRIA","description":"\u00a0EEUU apoya a la oposici\u00f3n siria y ha expresado su inquietud por los informes que apuntan que Rusia, aliada del presidente Asad, puede estar desplazando personal y equipos militares otra vez a Siria, cinco semanas despu\u00e9s de anunciar la retirada de la mayor\u00eda de sus fuerzas del pa\u00eds \u00e1rabe en guerra."},{"title":"YEMEN","description":"\u00a0Una coalici\u00f3n regional encabezada por Arabia Saud\u00ed ha bombardeado sistem\u00e1ticamente a los rebeldes hut\u00eds, apoyados por Ir\u00e1n, en la guerra que mantienen contra el r\u00e9gimen del presidente Abdo Rabu \u00a0Mansur Hadi. Las negociaciones de paz entre los dos bandos, auspiciadas por la ONU, han empezado este jueves en Kuwait con tres d\u00edas de retraso."},{"title":"IRAK","description":"\u00a0Washington ha decidido enviar 200 soldados m\u00e1s a Irak, junto a helic\u00f3pteros de combate Apache, para ayudar a Bagdad a recuperar Mosul, la segunda ciudad iraqu\u00ed, de manos del Estado Isl\u00e1mico. Con ello se elevar\u00e1 a m\u00e1s de 4.000 la cifra de militares estadounidenses destacados en este pa\u00eds."}]}}

Ya el año pasado, cuando Obama organizó un encuentro en Camp David para explicar a estos mismos aliados las metas del acuerdo con Irán, el rey Salman se saltó la reunión. Desde que se firmó ese pacto no han cesado las críticas de los países árabes, que han optado por la estrategia opuesta del aislamiento para lidiar con Teherán y consideran que el acercamiento de Obama a Irán le está dando alas para incrementar su injerencia en la región. Y el ambiente previo a este viaje se enrareció aún más cuando Obama hizo en dos entrevistas comentarios críticos, denunciando que la rivalidad de las monarquías sunís con Irán está alimentando los conflictos sectarios, urgiendo a sus aliados a cambiar de estrategia y buscar una "paz fría" y llegando a sugerir que algunos aliados "no están dispuestos a jugarse la piel" involucrándose en el combate contra el extremismo y en la estabilización de la región pero sí esperando la ayuda de EEUU.

La atmósfera estaba enturbiada también por la tramitación en el Congreso de Estados Unidos de una propuesta de ley que haría legalmente responsables a los saudís si se demuestra la vinculación de algún alto cargo con los atentados del 11-S y por las diferencias sobre el respeto a los derechos humanos y las tensiones se han respirado también en gestos. Cuando Obama aterrizó el miércoles en Riad, por ejemplo, le fue a recibir el gobernador de la ciudad y no el monarca, que horas antes sí había ido al aeropuerto para dar la bienvenida a los líderes de los otros países del Golfo, cuya llegada, a diferencia de la de Obama, fue retransmitida en directo por televisión. Y aunque luego Obama y el rey mantuvieron una reunión de dos horas, se ha reconocido eufemísticamente que, en temas complejos como las violaciones de derechos humanos en Arabia Saudí, hubo un mero "intercambio de puntos de vista".

CHOQUE DE IDEAS

El encuentro con los seis estados árabes del Golfo, que se ha prolongado durante cuatro horas, se ha definido de "constructivo y fructífero" aunque también ahí han chocado las ideas. Mientras monarcas, emires y sultanes alertaban del riesgo de ser "naif" con respecto a Irán, Obama ha vuelto a pedir la "doble vía". "Tenemos que tener la capacidad de entrar en un diálogo para reducir tensiones e identificar las formas en que las fuerzas más razonables dentro de Irán pueden negociar con los países en la región, con sus vecinos", ha dicho.

En lo que han coincidido es en mostrar preocupación por la debilitada situación en que las luchas sectarias han puesto al primer ministro Haider al-Abadi en Irak y Obama se ha llevado el compromiso de los países del Golfo de reforzar su asistencia al país, aunque también ha reconocido que es demasiado pronto para saber cómo se usarán esos recursos. Han abordado también las oportunidades que representa el alto el fuego en Yemen y Siria, pese a reconocer su "fragilidad" y pese a mantener también diferencias sobre a cuáles de las facciones que se enfrentan a Bashar el Asad apoyar.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"En pleno debate sobre el 'Brexit'","text":null}}