Obama: "La libertad es más poderosa que el miedo"

Barack Obama

Barack Obama / WEP WP**DC**

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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En un discurso televisado a todo el país en horario de máxima audiencia, el presidente Barack Obama ha tratado de aplacar la creciente ansiedad de la población estadounidense ante la amenaza del Estado Islámico (EI), solo cuatro días después de que un matrimonio inspirado en su propaganda perpetrara el “acto terrorista” más mortífero en suelo estadounidense desde los ataques del 11-S. “Quiero que sepáis que la amenaza del terrorismo es real, pero la venceremos. Derrotaremos al ISIL y a cualquier otra organización que trate de hacernos daño”, dijo en una alocución de poco más de 12 minutos, utilizando uno de los acrónimos del EI. Aunque no esbozó ningún cambio significativo en su estrategia militar, Obama insistió que en que el país debe preservar sus valores y resistirse a la tentación de discriminar a los musulmanes si quiere salir victorioso.

Para remarcar la solemnidad del momento, el líder estadounidense se dirigió a la nación desde el Despacho Oval, un escenario que solo había utilizado dos veces a lo largo de su presidencia. La primera fue en verano del 2010, tras la catástrofe medioambiental generada por el vertido de petróleo en el golfo de México, y la segunda, para anunciar unos meses después el final de las operaciones de combate en Irak, una de sus promesas de campaña. Esta vez el detonante ha sido el tiroteo de San Bernardino (California), en el que murieron 14 personas y 21 resultaron heridas. Por primera vez desde que se produjo la masacre, Obama la definió categóricamente como “un atentado terrorista diseñado para matar a gente inocente”, pero subrayó que hasta ahora no hay ningún indicio de que estuviera dirigido desde el exterior o fuera parte de una conspiración más amplia en EE UU.

HACIA UNA NUEVA FASE

“La amenaza terrorista ha evolucionado hacia una nueva fase”, aseguró poniendo a San Bernardino como ejemplo de un ataque relativamente simple, de bajo coste e inspirado por la ideología yihadista. Según las últimos sondeos, seis de cada 10 estadounidenses creen que la respuesta contra el EI está siendo inadecuada y, por primera, más de la mitad de la población encuestada es partidaria de mandar tropas de combate a Irak y Siria. Pero todo sigue indicando a que no lo verán con este presidente. “No nos dejaremos arrastrar una vez más a una guerra larga y costosa con tropas de infantería en Irak y Siria. Eso es lo que quieren grupos como el ISIL”. Obama afirmó que el EI sabe que es incapaz de derrotar al Ejército estadounidense, “pero también saben que si ocupamos tierras extranjeras, serán capaces de mantener insurgencias durante años, matando a miles de nuestros soldados, secando nuestros recursos y utilizando nuestra presencia para atraer nuevos reclutas”.

Esta vez en su discurso no hubo una pizca de autocrítica, cuando es un hecho que Obama subestimó la capacidad del EI, al que llegó a comparar con un equipo de baloncesto juvenil, e ignoró las señales que llegaban desde Irak, donde la discriminación, las purgas y matanzas que sufrió la comunidad suní por parte Gobierno sectario de Nuri Al Maliki (chií) y las milicias chiís abonaron el terreno para que el virus yihadista volviera a arraigar entre parte de su población. “Nuestro éxito no dependerá de ser duros con las palabras o abandonar nuestros valores o dejarnos llevar por el miedo”, dijo el presidente. “Prevaleceremos siendo fuertes e inteligentes”.

SIN CAMBIOS IMPORTANTES

Como ya se esperaba, Obama no anunció cambios substanciales su estrategia internacional, que se apoya en cuatro puntos. Bombardeos aéreos. Armas, entrenamiento y apoyo con fuerzas especiales a los aliados árabes y kurdos que combaten en el cuerpo a cuerpo contra el EI. Coordinación internacional para secar sus fuentes de financiación y prevenir que recluten nuevos combatientes. Y búsqueda de una salida política a la guerra civil en Siria. “De ese modo, los sirios y el resto de países, incluidos nuestros aliado, pero también países como Rusia, podrán centrarse en el objetivo común de derrotar al ISIL, un grupo que nos amenaza a todos”, dijo refiriéndose a este último punto. 

Obama no solo aprovechó la oportunidad para tratar de transmitir confianza en el curso de la guerra. También quiso atajar la venenosa islamofobia y el populismo desbocado que recorre el país y al que están dando pábulo fundamentalmente algunos candidatos republicanos. “No olvidemos que la libertad es más poderosa que el miedo”, dijo en la más sobresaliente pieza retorica de su discurso. “No podemos volvernos los unos contra los otros, dejando que esta lucha se defina como una guerra entre América y el islam”, aseguró. “Si queremos tener éxito en derrotar al terrorismo debemos incluir a las comunidades musulmanas entre nuestros más firmes aliados, en lugar de apartarlos a través de la sospecha y el odio”. Obama dijo que los musulmanes de EE UU deben rechazar sin ambages el extremismo, pero al mismo tiempo hay que hacer lo posible para que no sean discriminados como quiere el EI.

VISADOS BAJO LUPA

Para reforzar internamente la seguridad, sí propuso algunas medidas novedosas. Le pidió al Congreso que tome medidas para aumentar el escrutinio en las solicitudes de visados y asegurarse de que no se cuela en el país nadie que haya estado en una zona de conflicto y pueda ser peligroso. También insistió en que hay que impedir que los sospechosos terrorismo a los que no se permite volar puedan comprar armas legalmente en EE UU. Y aprovechó también la coyuntura para reclamar la prohibición de las armas de asalto (rifles semiautomáticos), como los que utilizaron los dos asaltantes de San Bernardino, seguramente el punto llamado a generar más controversia entre sus rivales conservadores.