Erdogan se abre a reinstaurar la pena de muerte

Erdogan reza junto al expresidente turco Abdulá Gul (derecha) en el funeral por los muertos en el golpe de Estado fallido.

Erdogan reza junto al expresidente turco Abdulá Gul (derecha) en el funeral por los muertos en el golpe de Estado fallido. / periodico

JAVIER TRIANA / ESTAMBUL

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El Gobierno turco continuó con detenciones masivas de supuestos golpistas este domingo para erradicar lo que el presidente, Recep Tayyip Erdogan, considera “un virus que ha cercado al Estado”. Y para ello, el presidente no descarta volver a instaurar la pena de muerte.

Aunque la situación está bajo el control del Ejecutivo, siguen produciéndose incidentes aislados relacionados con el golpe. En el aeropuerto Sabiha Gökçen de Estambul, las fuerzas de seguridad han tenido que disparar al aire a modo de advertencia a varios supuestos golpistas que buscaban escapar en la tarde del domingo. Fue detenido un grupo de 11 personas. También hubo tiros en el aeropuerto de Konya, en un incidente similar.

Más de 6.000 personas, entre militares, jueces y fiscales, permanecen detenidas por ahora. Entre ellas, el coronel Ali Yazici, consejero militar de Erdogan, quien fue detenido este domingo “por su complicidad en el fallido golpe”, según fuentes oficiales.

Varios arrestados han empezado a ser interrogados por la policía este domingo. Algunos soldados rasos, que prestaban el servicio militar obligatorio en el momento del golpe, aseguraron no saber nada del levantamiento militar e indicaron que fueron convocados a salir de los cuarteles en lo que les dijeron eran maniobras.

En Estambul, la bandera turca es visible por todas partes. En casas particulares, en tiendas, en edificios públicos y privados. El negocio estaba servido y cual vendedor de paraguas en días de lluvia, muchos han probado a hacer el agosto en pleno julio. Solo en la céntrica plaza de Taksim, este diario pudo contar siete vendedores de la enseña, de fondo rojo con una luna creciente y una estrella blanca. El precio de partida de las más grandes, el equivalente en liras turcas a unos 6 euros.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS

La gente ya estaba en las calles con relativa normalidad. Y aunque a media tarde del domingo la plaza de Taksim no registraba concentración alguna, la gente circulaba como en un fin de semana normal. El transporte público seguía siendo gratuito, una medida extraordinaria puesta en marcha para acudir a mostrar apoyo a Erdogan.

El golpe ha tenido consecuencias lógicas en la economía del país eurasiático, como la caída abrupta de la lira desde el viernes por la noche, cuando se conoció la noticia de la intentona golpista. Ni un ápice ha subido desde entonces. Y además ha habido otras repercusiones más sobre los "erdoganistas", aún con la cabeza caliente: varios seguidores del presidente han pedido que se vuelva a instaurar la pena de muerte en Turquía, un hecho que descarrilaría las aspiraciones de ciertos sectores turcos de entrar en la Unión Europea.

Se lo pidieron a gritos durante un funeral de víctimas del golpe. Erdogan respondió: “En una democracia, las peticiones del pueblo no se pueden dejar de lado”. Pero el pueblo que lo demanda, el pueblo que se echó a la calle y el pueblo que le apoya son islamistas, votantes del partido del Gobierno y ultranacionalistas de extrema derecha. Tanto antes como después de esta asonada fallida, Erdogan sigue polarizando el país que preside.