ELECCIONES REGIONALES

Merkel hace autocrítica de la gestión de la crisis de refugiados tras el nuevo revés electoral

La cancillera admite que su política de puertas abiertas fue "caótica" pero respondió a una decisión "ética"

La cancillera Angela Merkel, ante los medios.

La cancillera Angela Merkel, ante los medios. / periodico

Carles Planas Bou / Berlín

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La cancillera alemana, Angela Merkel, ha dado la cara. Después de sufrir el domingo otro duro revés electoral en Berlín al ver como la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la formación que lidera, obtenía sus peores resultados en la capital mientras que los populistas de Alternativa por Alemania (AfD) daban otro golpe sobre la mesa, la dirigente ha comparecido antes los medios para hacer autocrítica de su gestión, sobre todo en la crisis de los refugiados. “Si pudiera volver atrás en el tiempo para prepararnos mejor para afrontar las decisiones que tomamos el verano del 2015 lo haría”, ha confesado visiblemente afectada.

La líder de los conservadores ha aceptado abiertamente algunos de los errores cometidos en su país, un ejercicio poco común, como la falta de voluntad para adaptarse adaptarse al multiculturalismo después de la guerra. “No éramos precisamente grandes defensores de la integración antes de la llegada de los refugiados”, ha apuntado. Eso, según Merkel, ha hecho que Alemania haya tenido que crear una infraestructura de ayuda social a los recién llegados de la noche a la mañana.

A pesar de aceptar que la gestión de la crisis migratoria y la apertura de puertas fue “caótica”, Merkel ha reiterado que su decisión de aceptar la entrada de los miles de refugiados que huían de la guerra fue una decisión “ética y política”.

SIN CONCESIONES A LA ULTRADERECHA

Aún así, la cancillera no ha querido dar una señal de debilidad ante las peticiones de los sectores más conservadores de su partido y las propuestas de AfD. “Alemania cambiará pero no se verá apartada de sus cimientos”, ha sentenciado. La autocrítica, que se ha basado más en un tema de comunicación que del contenido de sus políticas, no ha evitado que Merkel vuelva a reiterar que no cederá a la petición de imponer una cifra límite de acogidas, como le piden sus socios del sur, los conservadores bávaros de la CSU.

La cancillera también ha insistido en que establecer limitaciones por razones de religión, como propone AfD para denegar la entrada a los musulmanes, “es inconstitucional”. En los últimos meses Merkel ha asegurado que seguirá predicando con valores como la libertad, seguridad, justicia y solidaridad. Ni la debacle en Mecklemburgo-Antepomerania ni en Berlín han cambiado esa convicción: “Saldremos de esta”.

LA GRAN COALICIÓN ESQUIVA UN SEGUNDO GOLPE

Después de que las elecciones de ayer golpeasen duramente a democristianos (CDU) y socialdemócratas (SPD), la Gran Coalición ha esquivado otra estocada que podría haber dañado aún más su autoridad. El líder de los rojos, el también vicecanciller Sigmar Gabriel, ha sido apoyado por los delegados de la formación que preside en su voluntad de sacar adelante el controvertido pacto de libre comercio con Canadá (CETA por sus siglas en inglés). Una revuelta interna en la convención celebrada en Wolfburgo podría haber puesto el liderazgo de Gabriel, y de rebote al gobierno federal, en la cuerda floja.