EL FUTURO DE EUROPA
Merkel apoya la reforma laboral de Macron
La cancillera alemana defiende abaratar los despidos y dar más poder a las empresas en Francia y asegura que el presidente francés tiene una "fuerte legitimación"
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
Carles Planas Bou
Tan solo tres días después de que cientos de miles de obreros franceses tomasen las calles para protestar, la cancillera alemana Angela Merkel ha alabado este viernes la reforma laboral propuesta por el presidente francés Emmanuel Macron. Reunida con el primer ministro francés Edouard Philippe en Berlín, la líder conservadora ha aplaudido esa decisión, ha pedido paciencia y ha asegurado que, pese a las manifestaciones, su aliado cuenta con la “fuerte legitimación” de las urnas.
Esta polémica medida, que supone el primer gran reto del mandato de Macron, propone una modificación del código laboral que dé más poder a las empresas en las negociaciones colectivas y que les permita despedir a sus trabajadores con un menor coste. Así, bajo el pretexto de incentivar la contratación, se disminuye la capacidad de acción de los sindicatos en un país con una fuerte tradición obrera y de lucha. Durante la campaña electoral, el candidato liberal-conservador ya avanzó que de convertirse en presidente tiraría adelante la reforma, lo que, para Merkel, supone un “buen fundamento” para sacarlo adelante. Philippe apuntó en la misma dirección.
Las palabras de la cancillera chocan con las de las calles francesas. El pasado martes hasta 400.000 personas protestaron por todo el país contra una ley que consideran que vulnera sus derechos. Entre las reivindicaciones de los obreros franceses se recordaba a Macron que en la primera vuelta de las elecciones electorales obtuvo únicamente el 24% de los votos. Desde Marsella, el líder de la Francia Insumisa, Jean Luc Mélenchon, arremetió contra la reforma liberal asegurando que “no somos Inglaterra”. No sin relación, la popularidad de Macron se ha hundido hasta 13 puntos desde junio para caer al 53% de aprobación.
Guiño a Berlín
Tras el anunciado adiós del socialdemócrata François Hollande, la cancillera tenía claro que Macron era la opción predilecta para que la vecina Francia siguiese una serie de reformas estructurales de intenso gusto neoliberal, vistas con buenos ojos desde Berlín, y que ya han aplicado otros países comunitarios como España.
El joven presidente francés también aseguró en campaña que refundaría la Unión Europea, cargó contra un superávit alemán que supone un lastre para su economía y pidió a los teutones una mayor inversión comunitaria. A pesar de las promesas, la actual debilidad francesa frente al gigante exportador alemán hace que esas peticiones queden en el aire. Las reformas son un primer paso para acercar París y Berlín.
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