LA CARRERA AL ELÍSEO

Mélenchon, el líder ubicuo de la izquierda radical

El candidato de La Francia Insumisa aspira a "federar al pueblo en torno a una revolución ciudadana" y triunfa con sus hologramas

El candidato de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ofreció un mitin en París a través de la proyección de su holograma.

El candidato de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, ofreció un mitin en París a través de la proyección de su holograma. / periodico

EVA CANTÓN / PARÍS

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Si el candidato de La Francia Insumisa no llega al Elíseo, al menos habrá logrado la hazaña de estar en varios sitios a la vez gracias a un holograma. La virguería técnica que convierte a Jean-Luc Mélenchon en un candidato ubicuo es solo una de las bazas que le han permitido colarse en el grupo de cabeza que lucha por pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas.

Por lo pronto, los sondeos dicen que le pisa los talones al conservador François Fillon en el pulso por la tercera posición y que la distancia respecto a los favoritos Macron y Le Pen no es insalvable. El nuevo líder de la izquierda radical ha hecho una campaña inteligente que genera entusiasmo. “Este movimiento me da un poco de esperanza. Tengo ganas de ser optimista”, confesaba este lunes Léa, una joven bretona de 28 años, mientras esperaba la llegada de la barcaza en la que Mélenchon recorrió París. “Es el único candidato que ha pronunciado la palabra 'felicidad'”, decía por su parte Raphaël, un militante de La Francia Insumisa de 21 años.

ELECTORADO JOVEN

En el ascenso de este antiguo troskista de 65 años fascinado por François Mitterrand ha tenido mucho que ver la fuerte movilización del electorado menor de 35 años. Mélenchon atrae al 23% de los jóvenes y encabeza el voto entre los estudiantes (28%).

Y gana terreno entre los votantes más modestos (27%), disputándole seriamente a Marine Le Pen (26%) el liderazgo de las clases populares. Se ha beneficiado, igualmente, de transferencias de voto de Benoît Hamon y Emmanuel Macron.

Mélenchon también electrizó el tramo final de la campaña hace cinco años, pero el 17% que le daban las encuestas tropezó con la realidad. Se quedó en el 11%. Entonces, los franceses optaron por cortarle el paso a Nicolas Sarkozy volcando su voto en el socialista François Hollande.

Hoy, el contexto es distinto. Decepcionados por un mandato escorado a la derecha, los electores de izquierda se giran hacia Mélenchon, que está convencido de que ha llegado su hora. Si lo consiguiera y le disputara el Elíseo a Marine Le Pen, un escenario que dado el alto grado de incertidumbre ningún experto descarta, la segunda ronda sería no apta para cardiacos.

Para liderar un proyecto con el que quiere federar a la izquierda y avanzar hacia una revolución ciudadana, Mélenchon se ha olvidado del “ruido y la furia” que popularizó hace cinco años. El orador brillante que lee poemas en los mítines ha mutado el verbo tempestuoso de antaño por un talante pedagógico imbuido de pacifismo.

CONEXIONES CON PODEMOS

Sin embargo, sigue intacto su ideario, conectado con formaciones como Syriza, en Grecia, Die Linke, en Alemania, o Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, estará este viernes en el cierre de campaña de La Francia Insumisa. Como Iglesias, el equipo de Mélenchon se ha apoyado en las redes sociales y en las plataformas ciudadanas para movilizar a sus simpatizantes.

Si nadie duda de su carisma, no ocurre lo mismo con su programa. Sus adversarios airean el fantasma del chavismo a la francesa, cuestionan la viabilidad de su proteccionismo económico y critican su visión de la Unión Europea dirigida, en palabras de Mélenchon, por “ideólogos iluminados de un liberalismo absoluto”.

No soy de extrema izquierda”, ha respondido el candidato, que este martes ha rebajado la intensidad de su programa antieuropeo. “No creáis a quienes os dicen que quiero salir de Europa y del euro. Por favor, un poco de seriedad!”. Sin embargo, es exactamente eso lo que dice su programa si Bruselas se niega a renegociar los tratados.

Para Chantal Mouffe, la filósofa belga que inspira al líder de La Francia Insumisa, el objetivo del viejo tribuno “no es destruir los fundamentos del orden democrático e instaurar un régimen autoritario, sino poner fin al régimen oligárquico producto de la hegemonía neoliberal”.

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