CAMBIO PRESIDENCIAL EN ARGENTINA

Máxima confrontación entre Macri y Kirchner

Macri (centro) habla junto a su futura cancillera, Susana Malcorra, y su futuro jefe de gabinete, Marcos Peña, el 4 de diciembre.

Macri (centro) habla junto a su futura cancillera, Susana Malcorra, y su futuro jefe de gabinete, Marcos Peña, el 4 de diciembre. / periodico

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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Se rieron de él, a escondidas o delante de sus ojos celestes e impsaibles. Lo consideraron, como mucho, un alcalde de poca visión de futuro. Hasta su padre, Franco Macri, quien amasó una de las mayores fortunas de Argentina al llegar como empleado bancario en 1949, consideraba desatinado el sueño de su hijo y principal heredero. Pero Mauricio Macri cumplió ese anhelo: este jueves asume como el primer presidente de derechas ungido por el voto popular, con 2,5 puntos de diferencia y, lo que es extrardinario, sin el favor de los tanques militares. Macri, el líder de la coalición Cambiemos, cierra de un portazo 12 años de primacía política del kirchnerismo. Empieza una nueva era, y otro intento de refundación del país, como cada presidente que pone su pie en la Casa Rosada.

Desde que se recuperaron las instituciones, en diciembre de 1983, los traspasos de poder tuvieron la marca del accidente político. Raúl Alfonsín tuvo que entregar en 1989 el Gobierno seis meses antes bajo el asedio de una hiperinflación. Carlos Menem se lo cedió diez años más tarde a Fernando de la Rúa en medio de una crisis económica a punto de estallar. Explotó dos años más tarde. De la Rúa se subió a un helicóptero. Después de una serie de presidencias provisionales, Eduardo Duhalde duró 15 meses en el Gobierno. También se vio obligado a irse antes de lo previsto. Néstor Kirchner recibió de Duhalde el bastón de mando en el 2003. Cuatro años más tarde, él se lo entregó a su esposa Cristina, quien, según se esperaba, debería dárselo a Macri en un escenario de relativa tranquilidad. Pero eso, si no hay cambios de última hora, no ocurrirá.

DESACUERDOS PROTOCOLARES

Fernández de Kirchner y Macri han decidido tensar las distancias que los separan. Los desacuerdos protocolares esconden en rigor una pelea de fondo que promete seguir. De acuerdo con la presidenta saliente, las discusiones con su sucesor llegaron a los gritos que calificó de inconcebibles. “¿Qué es lo que está pasando con algo tan simple como una trasmisión de mando?”, se interrogó ella, quien nunca se privó de alzar la voz. Hubo controversias sobre la hora en que concluye el mandato saliente. La justicia dictaminó que Kernández de Kirchner deja de ser presidenta en el último minuto del miércoles. Macri ha querido recibir el bastón y la banda en la sede del Poder Ejecutivo. Su antecesora pidió hacerlo en el Congreso. Macri acusó a Fernández de Kirchner de entorpecer los fastos y abandonar la historia “por la puerta chica”.

Los diputados kirchneristas, que serán el bloque mayoritario en esa Cámara, se negaron a asistir a la ceremonia que contará con la presencia del rey Juan Carlos, y los presidentes de Bolivia, Ecuador, Colombia y Brasil: Evo Morales, Rafael Correa, Juan Manuel Santos y Dilma Rousseff, respectivamente. Argumentaron que “no están dadas las condiciones” para participar.

TRANSFORMAR EL PAÍS

Más allá de estos tiras y afloja con algo de sabor a entremés, Argentina, de la mano de Macri, se prepara para transformar el país a imagen y semejanza. Se anticipan cambios graduales pero inexorables, entre ellos una devaluación de la moneda. Ya se habla de la CEOcracia. El equipo de Gobierno, en las primeras y segunda línea, está repleto de exgerentes de trasnacionales y “Chief Executive Officer”. Susana Malcorra, ex-IBM y Telecom Argentina, manejará la cancillería. El ex-Shell Juan José Aranguren, el Ministerio de Energía y Minería. Luis Caputo, ex-Deutsche Bank, estará al mando de la Secretaría de Finanzas. GiIsela Costantini ha pasado de General Motors a Aerolíneas Argentinas. Alfonso Prat Gay, el ex-JP Morgan y administrador de una de las mayores fortunas del país, la de Amalia de Fortabat, es el flamante ministro de Hacienda.

La lista es más larga. Para muchos de los que votaron a Macri, se trata de una señal de que Argentina tendrá una Administración racional y eficiente. Los que se van temen por los costes de “un país atendido por sus propios dueños”. A esos desconcertados les habló esta noche en la Plaza de Mayo la presidenta saliente. Fue un discurso emocional, de despedida y advertencia: hay que prepararse para lo que viene, dijo a la multitud.