Asamblea General de la ONU

El contraste entre Macron y Trump

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante su comparecencia en la Asamblea General de Naciones Unidas.

El presidente francés, Emmanuel Macron, durante su comparecencia en la Asamblea General de Naciones Unidas. / periodico

Idoya Noain / Nueva York

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Donald Trump no ha sido el único líder que ha debutado ante la Asamblea General de Naciones Unidas. También lo ha hecho el presidente francés, Emmanuel Macron. Y los dos discursos han sido un ejercicio de contrastes. En estilo y en contenido, en lo dicho y lo callado, en lo subrayado y lo omitido.

Frente a la intervención de 40 minutos guiada por la filosofía del 'América primero' de Trump, el mandatario francés ha planteado en su discurso de media hora una apasionada defensa del multilateralismo; en sus palabras "el método más eficaz para encarar los desafíos globales, que concreta una visión del mundo que nos protege de la ley del más fuerte, el Estado de derecho en acción".

Macron tampoco se ha metido en los terrenos belicosos y provocadores que ha decidido pisar Trump, especialmente en Corea del Norte, y ha abogado por el multilateralismo para "hacer frente a los desafíos de la proliferación nuclear" encabezados por Pionyang. Y aunque ha reconocido la falta de voluntad negociadora de Kim Jong-Un, ha asegurado que la responsabilidad es "seguir en la mesa de negociaciones". "Francia rechazará cualquier escalada y no cerrará ninguna puerta al diálogo", ha dicho. Ni una mención de "destruir completamente" a otro país.

"Torpe error" de Trump respecto a Irán

Sin citar a Trump, Macron le ha lanzado algunos ataques contundentes. Y el más evidente ha llegado cuando ha defendido el "sólido, robusto y verificable" acuerdo nuclear con Irán"Denunciarlo sería un torpe error", ha declarado. "No respetarlo sería irresponsable". Poco antes Trump había hecho lo primero y había amenazado con lo segundo.

El líder fancés también ha dedicado buenas partes de su discurso a temas que Trump ha obviado para desesperación (aunque sin sorpresa) de buena parte de la comunidad global, asuntos a los que también había pedido prestar atención el nuevo secretario general de la ONU, António Guterres, otro de los debutantes en el debate plenario de la Asamblea General. Y pocos hay de más relevancia que el cambio climático o la situación de refugiadosdesplazados y migrantes.

Aunque Macron ha asegurado "respetar" la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo de París, también ha advertido de que "no se renegociará". Y con su descripción de un "planeta que está en camino de vengarse de la locura humana" y que "no negociará" tampoco, ha puesto sobre la mesa una realidad que Trump y su Administración no quieren ver. Y eso que, como ha recordado Guterres, "la ciencia es irrefutable".

"Chivos expiatorios"

El exmandatario socialista portugués estaba también señalando a Trump cuando, hablando de refugiados e inmigrantes, ha dicho que le "duele ver la forma en que refugiados y migrantes han sido estereotipados y convertidos en chivos expiatorios y ver a figuras políticas agitar resentimiento en busca de ganancias electorales". Y Macron tampoco ha necesitado pronunciar el apellido del ocupante de la Casa Blanca ni hablar de su veto a musulmanes o del muro de México para dejar claro que se refería a él cuando ha declarado: "Ninguna barrera podrá oponerse a la marcha de la desesperación si no transformamos las rutas de la necesidad en rutas de la libertad".

Para Trump, de los tres el único que no ha considerado necesario referirse a la crisis desatada en Birmania por la persecución a la minoría rohinyá, ha bastado dedicar una línea en contra de la "migración incontrolada" (que ha tildado de "profundamente injusta"), buscar argumentos económicos para justificar su intento de acoger menos refugiados y asegurar que EEUU "es una nación compasiva".

Pero poco antes de esas palabras, Guterres había puesto los puntos sobre las íes. El secretario ha defendido que "la inmigración segura no se puede limitar a la élite global". Y ha asegurado también: "No enfrentamos una crisis de refugiados, enfrentamos una crisis de solidaridad. En vez de puertas cerradas y hostilidad abierta, necesitamos reestablecer la integridad del régimen de protección de refugiados y la simple decencia de la compasión humana".