Macron, el nuevo gran aliado de Merkel

La cancillera se despide en Berlín de François Hollande, su principal socio en Europa, y da la bienvenida al nuevo presidente, con quien espera reforzar la UE y el eje francoalemán

Merkel y Hollande

Merkel y Hollande / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Angela Merkel sonríe. En un fin de semana la líder democristiana se ha visto reforzada políticamente dentro de Alemania al vencer a los socialdemócratas en las elecciones del pequeño land de Schleswig-Holstein y fuera del país con la celebrada victoria de Emmanuel Macron en la vecina Francia. En poco más de cuatro meses la cancillera ha tenido que despedirse de sus dos mayores aliados internacionales, el estadounidense Barack Obama y el francés François Hollande. Pero mientras que el primero fue un adiós amargo por la incertidumbre que despierta en Berlín un sucesor tan hostil e impredecible como Donald Trump, en el caso galo Merkel puede respirar aliviada.

En 2014, un desconocido Macron ocupó la cartera económica del Ejecutivo francés de Manuel Valls, siendo visto como “símbolo del viraje socio-liberal” del París que estaba en sintonía con las políticas económicas neoliberales de Merkel. Así, es normal ver la alegría de la cancillera por esa “grandiosa victoria”. Antes de reunirse en la cancillería con Hollande, Merkel tendió la mano a su nuevo homólogo asegurando que ayudará a París a crear más puestos de trabajo. Aún así, apuntó firmemente que Berlín "no cambiará ninguna de sus políticas".

Además de reforzarla en materia fiscal, el triunfo de Macron también beneficia su discurso europeísta frente al nacionalismo xenófobo de Le Pen que ve crecer en casa de la mano de Alternativa para Alemania (AfD). Con la victoria del candidato liberal, que el 'Financial Times' leyó como el “primer día genuinamente bueno en la eurozona desde la explosión de la crisis financiera a finales del 2009”, Merkel se asegura seguir construyendo la Unión Europea (UE) a su medida. 

Durante la campaña Macron aseguró que ajustaría Francia al límite de déficit europeo a cambio de que Alemania invirtiese más en la eurozona, un mensaje que los socialdemócratas alemanes han tomado prestado para cargar electoralmente contra la canciller, incluso llevando a asegurar que “la era de la ortodoxia fiscal ha terminado”. También habló de reformar la UE, de la compra de eurobonos, la creación de un fondo presupuestario común y una Europa a varias velocidades, ideas que disgustan a los alemanes. En enero, incluso lamentó que el superávit alemán es "insostenible" y criticó la "falta de confianza" de un eje francoalemán que pretende reequilibrar. Aún así, a la práctica Francia sigue arrastrando problemas económicos que merman su capacidad de decisión real frente a Berlín, quien no escuchará a París hasta que haya aplicado las reformas económicas consideradas necesarias.

HOLLANDE, EL MEJOR ALIADO EUROPEO

Como ya hizo con Obama, Merkel se ha despedido de Hollande con una “amistosa” cena privada en Berlín. “Hemos trabajado bien juntos a pesar de proceder de familias políticas distintas”, aseguró la cancillera. Europeístas convencidos, ambos mandatarios han remado juntos en cuestiones trascendentales como la crisis del euro, el hundimiento de Grecia o los acuerdos contra el cambio climático. Pero en 2012 todo parecía más complicado. Merkel apoyó abiertamente a Nicolas Sarkozy, a quien ya había conseguido convencer para asumir como propio el principio alemán de ortodoxia y austeridad fiscal. Hollande se oponía a las directrices del binomio 'Merkozy' pero sus palabras en campaña no tardaron en diluirse y el líder galo terminó cediendo.

Pero dejando de lado sus reticencias iniciales, en los últimos cinco años Berlín y París han estrechado lazos en el plano internacional. Prueba de ello ha sido la posición conjunto frente al conflicto armado en el este de Ucrania. A pesar de su fragilidad, la mediación de Hollande y Merkel con la Rusia de Vladimir Putin consiguió arrancar los acuerdos de Minsk para el cese de la violencia. Tanto en Siria como en Libia, Francia ha desempeñado un papel militar más intervencionista pero tras los atentados yihadistas sufridos en su territorio la colaboración contra el terrorismo ha sido una constante entre ambas potencias. “La cancillera ha querido rendir homenaje a todo lo que hemos hecho juntos”, señaló Hollande después del acto.

Tras Chirac, Sarkozy y Hollande, Macron deberá colaborar y convivir con las exigencias y la aparentemente inamovible posición de Merkel. Más allá de sus promesas, dado su perfil liberal, la experiencia de sus antecesores y el papel menos influyente de Francia, nada hace pensar que la relación entre ambas potencias pueda cambiar de rumbo.