Macron irrita a la oposición al convocar al Congreso antes del discurso de política general del primer ministro

Emmanuel Macron en rueda de prensa en Berlín.

Emmanuel Macron en rueda de prensa en Berlín. / periodico

EVA CANTÓN / PARÍS

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Las primeras turbulencias institucionales del mandato de Emmanuel Macron han aparecido cuando la nueva Asamblea Nacional francesa lleva apenas 48 horas en pie. El origen ha sido la decisión del presidente francés de dirigirse al Congreso el próximo 3 de julio, víspera del discurso de política general del primer ministro, Edouard Philippe, para exponer los principales objetivos de la legislatura.

La oposición parlamentaria y algunos aliados del presidente han sido unánimes al criticar una iniciativa que roba protagonismo al jefe del Ejecutivo y delata, a su juicio, desprecio por el Gobierno y un ejercicio arrogante del poder. Muchos diputados han anunciado que boicotearán el acto y no acudirán el próximo lunes al Palacio de Versalles, entre ellos los 17 de la Francia Insumisa (FI).     

En Francia, la posibilidad de que el presidente se dirija a las cámaras–Asamblea Nacional y Senado- es reciente. Fue Nicolas Sarkozy quien introdujo en el 2008 esta reforma constitucional para reforzar el papel del Parlamento y quien lo convocó por primera vez el 22 de junio del 2009, en plena crisis financiera internacional.

François Hollande lo reunió el 16 de noviembre del 2015, tres días después de los atentados de París. Su celebración está rodeada de una gran solemnidad a la que contribuyen los oropeles de la antigua monarquía francesa y hasta ahora se había reservado a momentos de gran trascendencia para el país.

Sin embargo, la intención del nuevo inquilino del Elíseo es convocarlo anualmente para dirigirse a los franceses, como hace el presidente norteamericano a través de su discurso sobre el estado de la unión. Macron anunció este compromiso durante la campaña electoral. Pero lo que se le reprocha es que reúna a los parlamentarios al inicio de su mandato, cuando apenas tiene cuentas que rendir, y antes de que el Gobierno trace la hoja de ruta de la legislatura.  

El Elíseo niega cualquier voluntad de humillar al primer ministro, pero muchos diputados han sacado la artillería pesada y hablan de la “deriva absolutista” de un presidente que lleva al extremo la idea gaullista de monarquía republicana. En cualquier caso, Macron ha roto la tradición de la cortesía parlamentaria y alterado los roles del jefe del Estado y del Gobierno.

"La violencia que sufrimos no puede quedar sin réplica. Se la devolveremos a quienes nos la hacen sufrir. Nos rebelaremos y no iremos a Versalles”, ha dicho este jueves el jefe de filas de la Francia Insumisa en la Asamblea Nacional, Jean Luc Mélenchon, al anunciar el boicot de los 17 diputados de su grupo parlamentario.

MANIFESTACIÓN DEL “TERCER ESTADO”

El Partido Comunista va más lejos y evocando la revolución de 1789 ha llamado al “tercer estado” a manifestarse ante el ayuntamiento de Versalles para protestar contra un "golpe institucional" de Emmanuel Macron.

Por su parte, los socialistas han denunciado el "poder personal" del presidente que condena al primer ministro a un papel de “asistente” y escamotea el voto de confianza de la Asamblea, dado que el discurso de Macron no va seguido de un debate. “Bajo el pretexto de la novedad, Emmanuel Macron recupera la concepción más arcaica de la V República”, se han quejado.  Sin llegar al boicot, el Frente Nacional ha condenado el método de Macron que, a su juicio, demuestra su afán de “querer controlarlo todo con una cierta arrogancia”.

E nuevo presidente ha roto también con otra tradición en vigor desde hace 40 años y no concederá la tradicional entrevista televisada del 14 de julio, día de la fiesta nacional francesa. Según ha dicho a ‘Le Monde’ el portavoz gubernamental, Christophe Castaner, su "pensamiento complejo se presta mal al juego pregunta respuesta con los periodistas". 

Macron podría, no obstante, conceder una entrevista al diario 'Nice Matin', un año después del atentado yihadista que costó la vida a 86 persona en el Paseo de los Ingleses de la ciudad de la Costa Azul.