LA CARRERA A LA CASA BLANCA

Los republicanos ya no quieren invadir países

Jeb Bush (de espaldas) bromea con Ted Cruz (izquierda) y Donald Trump.

Jeb Bush (de espaldas) bromea con Ted Cruz (izquierda) y Donald Trump. / rlb/ACR

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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Chris Christie derribaría aviones rusos en Siria sin pensárselo dos veces. Ted Cruz arrasaría con toneladas de bombas las zonas civiles controladas por el Estado Islámico (EI). Donald Trump mataría a las familias de los yihadistas y cortaría el acceso a Internet en Siria e Irak. Marco Rubio negaría los derechos legales a los estadounidenses que se unan al EI y redoblaría los poderes de la inteligencia para vigilar las comunicaciones. Estas son algunas de las propuestas que lanzaron anoche los aspirantes republicanos a la Casa Blanca en el quinto debate celebrado en Las Vegas (Nevada) para hacer frente a la amenaza del terrorismo y proteger la seguridad nacional. Pero lo realmente llamativo es que la opción de invadir países en nombre de la democracia ya no sea la doctrina de cabecera del partido. Los fantasmas del pasado también persiguen a los conservadores.  

Esta vez no hubo ganadores claros. Fue un combate a puntos, por momentos bronco y viperino pero más elegante que el cara a cara español, que ha servido para dignificar lo que alguna vez se ha definido como el circo republicano. Trump, el favorito en las encuestas, recibió junto al senador Rubio la mayor parte de los ataques, pero ambos escaparon con bastante solvencia. Jeb Bush, el ex gobernador de Florida, mostró un orgullo desconocido y su agresividad resultó creíble. Y el neurocirujano Ben Carson exhibió con aplomo lo que ha aprendido durante sus horas de estudio intensivo sobre Oriente Próximo. No fue una noche fácil para nadie. Se enfrentaron a los asuntos sobre los que todo el mundo opina pero nadie sabe cómo resolver. Y la indefinición del resultado es un reflejo de lo abierta que sigue la carrera a seis semanas de que comiencen los caucus (asamblea electiva) de Iowa.

Era el primer debate tras los atentados de París y el tiroteo yihadista de San Bernardino. Y por momentos, el tono fue tremendista, especialmente al describir la supuesta vulnerabilidad que han creado las políticas del presidente Barack Obama. “Tenemos a gente alrededor del país que está muerta de miedo”, dijo el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, quien ha apostado todas sus opciones a ganar en Nueva Hampshire, donde va tercero en las encuestas. Christie fue de los más duros. Como la ex presidenta de Hewlett Packard, Carly Fiorina, propuso crear una zona de exclusión aérea en Siria y dijo que no dudaría en derribar aviones rusos si entran en la zona, uno de los argumentos que ha esgrimido el Pentágono para oponerse a una idea que también defiende la demócrata Hillary Clinton. “No solo estoy preparado a hacerlo, sino que lo haría”, dijo Christie. El libertario Rand Paul le contestó: “Quien quiera la tercera guerra mundial, ya tiene a su candidato”.

Para criticar con tanto ardor las políticas de Obama, los republicanos demostraron que sus recetas para lidiar con el Estado Islámico son básicamente las mismas que las de Obama. Un ejemplo es el de Rubio, que propuso una combinación de bombardeos aéreos, tropas árabes y kurdas sobre el terreno, y fuerzas especiales estadounidenses que las acompañen, exactamente lo mismo que se está haciendo ahora. Nadie abogó abiertamente por enviar tropas de infantería a la región o se fijó como prioridad el derrocamiento de Asad en Siria. Los cambios de régimen a la carta de los neoconservadores gozan ya de poco predicamente. Pero entre los aspirantes, se vieron acercamientos distintos a los problemas del mundo. Paul, Trump y Cruz se presentaron como los menos partidarios del intervencionismo. “Nos hemos gastado 4 billones en derrocar a varios pueblos y, francamente, si nos los hubiéramos gastado en EE UU nos hubiera ido mucho mejor”, dijo Trump incidiendo sin admitirlo en otro de los viejos mantras de Obama.

El magnate inmobiliario tuvo que defender su propuesta para vetar la entrada de musulmanes en el país y desactivó la amenaza de competir como independiente si el partido sigue haciéndole la cama. También quiso apagar la reciente polémica con Cruz, con el que había mantenido hasta ahora un pacto de no agresión rayano en el idilio. Pero le costó zafarse de los ataques de Bush, que anoche sí pareció el político sensato y combativo que tanto ha deseado la jerarquía del partido. “Donald es estupendo con las frases hechas, pero es el candidato del caos y sería un presidente caótico”, le soltó tras criticar su iniciativa contra los musulmanes. “No vas a conseguir abrirte paso hasta la presidencia a base de insultos”, le dijo otro momento. El debate dejó las cosas como estaban. Y solo queda un debate televisado antes de Iowa.