drama humanitario

Morir de cáncer esperando un permiso para salir de Gaza

Paciente de dialisis en el hospital Khan Younis.

Paciente de dialisis en el hospital Khan Younis. / .8673341

Ana Alba

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La sala de espera de oncología del Hospital al Rintisi de Gaza está repleta. Se respira una profunda tristeza. Pacientes de edades diversas tienen visitas médicas, pruebas o van a recibir su dosis de quimioterapia.

A Alaa Tala Harara, de 25 años, le detectaron un cáncer de tiroides en abril del 2017. "Esperaba mi tercer hijo, estaba de seis meses y no me pudieron operar. Di a luz en julio y luego me quitaron los tumores y me dieron quimioterapia medio año. No pude criar a mi hijo", relata Alaa.

En octubre del 2017 solicitó por primera vez un permiso a Israel para salir de Gaza y tratarse en un hospital de Jerusalén Este o Cisjordania. Ocho meses después, la Administración israelí la llamó para entrevistarla.  Estuve diez horas en su oficina. Me hicieron muchas preguntas sobre mi marido, que es funcionario. Poco después me denegaron el permiso", explica Alaa.

Ahora intenta irse a Egipto. Su última revisión indica que el cáncer se le ha extendido por el cuello, los pulmones y el páncreas. Necesita que le hagan un PET TAC, una prueba que en Gaza no puede realizarse. Tampoco hay radioterapia para los pacientes. Israel restringe la entrada de diversos tipos de equipos.

A Alaa Tala Harara, el cáncer se le extendió de las tiroides a cuello, pulmones y páncreas mientras espera salir de Gaza

Unos 1.500 enfermos de cáncer al año

Cada año se diagnostica cáncer a unas 1.500 personas en Gaza. La falta de medios hace que las cifras de supervivencia de los enfermos sean mucho más bajas que en Israel.

Miles de gazatís solicitan permiso cada año a las autoridades israelís para salir de Gaza por el paso fronterizo de Erez y tratarse en hospitales de Jerusalén Este, Cisjordania, Jordania o Israel. Otros optan por Egipto y cruzan por el paso de Rafah, si está abierto. Entre el 2014 y el 2017, permaneció la mayor parte del tiempo cerrado.

Antes de pedir los permisos, las autoridades sanitarias palestinas han referido cada caso a un hospital y los pacientes ya disponen de cita médica. La Autoridad Nacional Palestina (ANP) asume los gastos de la mayoría de los enfermos. Otros reciben ayuda de oenegés o los pagan de su bolsillo.

Entre enero y junio del 2018, 12.711 gazatís solicitaron permiso por razones médicas a Israel para entrar en su territorio (no se puede llegar a Cisjordania, Jerusalén este ni Jordania sin pasar por Israel). El 60% se aprobaron, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Muchos pacientes reciben luz verde meses después de que hayan pasado las citas médicas. Para algunos la autorización llega demasiado tarde. En 2017, 56 personas murieron en Gaza esperando un permiso, según denunciaron oenegés como Amnistía Internacional y Médicos por los Derechos Humanos (PHR).

"Castigo colectivo"

A la mayoría de personas les deniegan los permisos sin explicaciones. A otras las rechazan por tener un familiar del movimiento islamista Hamás, que controla Gaza. Las oenegés consideran que esta política es “un castigo colectivo”.

Las organizaciones israelís y palestinas PHR, Adalah, Gisha y Al Mezan presentaron una petición al Tribunal Supremo israelí para denunciar esta práctica y la justicia les dio la razón. Gracias al veredicto hay siete mujeres enfermas que podrán salir de Gaza.

A los pacientes les afecta el bloqueo de Israel, la política restrictiva de Egipto y la división entre Hamás y Fatá, el movimiento del presidente palestino, Mahmud Abás. En el 2017, la ANP cortó el suministro de medicamentos durante meses para presionar a Hamás, pero solo logró perjudicar a los enfermos. El mes pasado, el Hospital Al Rantisi suspendió los tratamientos de quimioterapia por falta de fármacos, pero se retomaron porque la ANP mandó una remesa.