CRÓNICA DESDE LONDRES

Los hoteles de lujo no conocen la crisis

Hotel Savoy de Londres.

Hotel Savoy de Londres.

BEGOÑA ARCE / Londres

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Algunas capas sociales son impermeables a la crisis. Londres, donde muchos empiezan a sentir las dentelladas de los recortes, es al mismo tiempo la capital mundial del lujo. La ciudad supera incluso a Nueva York como destino de una clientela millonaria e internacional, cuando se trata de hacer negocios, divertirse o salir de compras por las boutiques y las joyerías de New Bond Street. Lo dice la gente del sector y debe ser verdad, a la vista del auge de ciertas inversiones, a contracorriente del rumbo de la economía.

Los hoteles de cinco estrellas son un buen ejemplo. En los próximos meses está prevista la apertura de varios establecimientos, destinados a lajet-set de los cinco continentes. El mítico Savoy celebró hace unos días su retorno a la escena londinense, de la que forma parte desde 1889. En el hotel se alojaron Marylin Monroe, Humphrey Bogart, Charles Chaplin y María Callas. Sarah Bernhard se instaló en su primer servicio de apartamentos, Laurence Olivier y Vivien Leigh se conocieron el hall, Frank Sinatra tocó el piano en el bar y Winston Churchill pasaba largas veladas bebiendo whisky.

La Reina Madre organizaba sus fiestas después del teatro en el Savoy, que ahora ha recobrado todo su esplendor. Para eso han hecho falta tres años de trabajos (uno más que lo previsto) y una reforma de 250 millones de euros….

El príncipe Alwaleed Bin Talal, miembro de la familia real saudí y nuevo propietario del Savoy ha exigido perfección absoluta en cada detalle del edificio, del que se ha respetado el estilo original.

Poco ha cambiado en el bar americano, el restaurante Savoy Grill y las 268 habitaciones y suites. La mejor de ellas, la royal suite, con una tarifa de 11.500 euros la noche, está equipada con espejos que se convierten en aparatos de televisión y una cama hecha a mano, valorada en 2,5 millones de euros.

La reapertura del Savoy es solo el principio en la expansión de la industria hotelera de altos vuelos. En diciembre reabrirá el Four Seasons de Park Lane, tras una inversión de más de 100 millones de euros.

El mismo barrio contará a partir del año próximo con un nuevo establecimiento del vecino Dorchester, propiedad del sultán de Brunei.

En Knightsbridge, junto a los almacenes Harrods, la firma Bulgari estrenará un establecimiento cinco estrellas, al tiempo que el Shangri-La, uno de los mayores cadenas de hoteles de lujo en Asia, se dispone a abrir su primer establecimiento en la capital británica. «Es demasiada gente compitiendo por el mismo trozo del pastel», opina un consejero inmobiliario, que vaticina una competencia despiadada por la clientela de élite.

La lucha se extiende a la restauración, con los mejores chefs del país, instalados en las cocinas de los grandes hoteles. El televisivo Gordon Ramsy anda en el Claridge y en Savoy Grill. Heston Blumental llegará en diciembre al Mandarin Hotel. Marcus Wareing está en el The Berkeley. Alan Ducasse en el Dorchester. Y la lista no acaba ahí. ¿Pero hay en los tiempos que corren comensales para tanto menú de entre 200 y 250 euros por barba?.