Londres ya tiene el primer alcalde musulmán de una gran capital occidental

El laborista Sadiq Khan ha obtenido una rotunda victoria con un 44% de los votos

Sadiq Khan y su esposa, Saadiya Khan, a su llegada a un colegio electoral al sur de Londres, este jueves.

Sadiq Khan y su esposa, Saadiya Khan, a su llegada a un colegio electoral al sur de Londres, este jueves. / periodico

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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El candidato laborista, el musulmán Sadiq Khan, se ha convertido en el nuevo alcalde de Londres. Khan obtuvo una rotunda victoria, con un 44% de votos, frente al 35% obtenido de su rival, el conservador Zac Goldsmith en las elecciones del jueves. Khan se erige así como el primer edil musulmán en una gran capital occidental.

El laborista hijo de inmigrantes paquistanís, salido de un hogar muy modesto, sustituye en el cargo al conservador Boris Johnson. Abogado de derechos humanos, dejo la profesión para entrar en la política con el Partido Laborista. Ha sido diputado por Tooting, un barrio popular al sur de la capital, donde se crió en una vivienda social, con siete hermanos y una hermana. Un hogar que mantenía un padre, conductor de autobuses, y una madre costurera. Aficionado de joven al boxeo, que ahora ha cambiado por el fútbol la participación en la maratón.

Minoría de blancos

Su historia y perfil encajan en una ciudad abierta, multicultural, donde los blancos son minoría y donde el 55% de sus habitantes, incluido el nuevo alcalde están clasificados como “británicos no blancos”. Una urbe donde se hablan más de 300 lenguas y donde hay toda clase de credos.

Uno de cada ocho habitantes de Londres es musulmán.  Quizás se ha hablado demasiado de la religión de Khan, devoto prácticamente, que no prueba el alcohol. Es un detalle que siempre se cita al mencionarle. Pero es imposible ignorar el gran valor símbolo de su elección como alcalde de Londres. Lo ha conseguido con un enorme margen de votos, a pesar del clima de tensión terrorista creado por los recientes atentados del fundamentalismo islámico en otras grandes ciudades occidentales como París y Bruselas.

Una campaña sucia

Khan ha triunfado a pesar también de los ataques personales que ha recibido durante una campaña bastante sucia. Su rival, el multimillonario Goldsmith, le acusó de ser un radical y de vínculos con los extremistas islámicos por compartir tribuna con alguno predicadores fundamentalistas. El primer ministro, David Cameron, también se sumó a las insinuaciones. Los londinenses no se han dejado intimidar. Ya han aparecido severas críticas entre los propios conservadores por la manera en que Goldsmith ha llevado la campaña, que puede haber dañado las relaciones del partido con los votantes musulmanes.  

Aunque Khan, un político poco conocido, no partió como favorito en la carrera por la alcaldía, los miembros y simpatizantes laboristas le eligieron como candidato por su trayectoria izquierdista y por su oposición a la guerra de Irak, algo que contó mucho a su favor entre los activistas. Khan recibió el apoyo del exalcalde Ken Livingstone y el de Jeremy Corbyn. Con este último sólo hizo campaña en un par de ocasiones y trató de distanciarse después de él, hasta criticarle abiertamente por sus encuentros con miembros de Hamás y Hizbulá y por la lentitud a la hora de atajar la crisis por comentarios antisemitas que vive el partido.  

La alcaldía de Londres controla un presupuesto de 20.000 millones de euros para vivienda, planificación y transporte en una ciudad de ocho millones y medio de habitantes. En su campaña Khan ha prometido congelar los precios de metro y autobuses durante cuatro años. Su mayor reto será poner remedio a la escasez viviendas sociales asequibles, carencia que está expulsando del centro de la ciudad a trabajadores y comunidades de inmigrantes.

La burbuja inmobiliaria

Una peculiaridad londinense es la existencia de vecindarios donde conviven distintas comunidades en un mismo barrio. Ese fenómeno, que ayuda a combatir los núcleos de pobreza, peligra ahora por la burbuja inmobiliaria y los precios impagables de la vivienda. Otro desafío para Khan es mejora de la calidad del aire, una contaminación que cada año mata prematuramente a 10.000 londinenses. 

Londres ha vuelto a demostrar que es una ciudad mucho más de izquierdas que el resto del país. Mientras en las elecciones generales del 2015, el laborismo se hundía, en la capital logró un resultado muy respetable, adjudicándose  45 de los 73 escaños en juego. La victoria de Khan refuerza esta tendencia.

“Es un nuevo tipo de población urbana”, explica Tony Travers, profesor de Política de la London School of Economics. “Son gente que trabaja en tecnología, medios de comunicación, propiedad más progresista de lo que sugieren sus salarios, con recursos, socialmente progresista y que vota laborista”.