DESAFIO YIHADISTA

El líder del Estado Islámico emite un audio para demostrar que está vivo

Abú Bakr al Bagdadi, líder de Estado Islámico

Abú Bakr al Bagdadi, líder de Estado Islámico / periodico

Adrià Rocha Cutiller

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Hacía más de un año de su último discurso, que, como este último, fue grabado y difundido únicamente en forma de audio. Su paradero es desconocido, aunque los servicios de inteligencia consideran que está escondido —y herido— en algún lugar en el desierto que marca la frontera entre Irak y Siria.

Se le ha dado por muerto y después por resucitado en varias ocasiones. Pero Abu Bakr al Bagdadi, el califa autoproclamado en Mosul 2014, el líder del Estado Islámico, está vivo. Lo ha demostrado este jueves de madrugada, en otro mensaje de audio grabado: en él, en los 55 minutos que dura, hace referencia a la guerra comercial que los EEUU y Turquía tienen desde hace un par de semanas.

El mensaje quiere felicitar las Fiestas del Sacrificio, celebradas en todo el mundo musulmán esta semana; y aprovecha, además, para pedirles a sus seguidores que sigan con la lucha.

«Oh, soldados del califato, confiad en la promesa de Dios y en su victoria, porque en la adversidad viene el alivio y la salvación», dice en su discurso, en el que pide que se repitan más ataques tanto en Occidente como, los más comunes, en Irak y Afganistán, donde mezquitas chiíes son atacadas con asiduidad. El EI es de tradición suní, y los chiís —otra rama del islam— son considerados por los yihadistas como infieles y traidores a su religión.

En el mensaje, además, Al Bagdadi también habla de la inminente operación del régimen de Bashar el Asad sobre la provincia siria de Idleb, donde hay algunas células durmientes del Estado Islámico esperando para aprovecharse del caos. Sobre Trump, Al Bagdadi asegura que ha conseguido llevar a los Estados Unidos al peor momento de su historia.

Derrotas y derrotas

Derrotas y derrotasDesde 2016, el EI ha estado perdiendo todo lo conquistado en los dos años anteriores, después del famoso discurso de Al Bagdadi en julio de 2014 en una mezquita en la ciudad de Mosul. Sus antiguas grandes ciudades —Palmira, Raqqa, Deir Ezzor, Abu Kemal, Hawija y Mosul— tienen, ahora, otros dueños: Asad, el gobierno de Irak, las milicias kurdosirias o los peshmerga kurdos de Irak.

«Para los mujaidines —los soldados de la fe— la escala de la victoria y la derrota no depende en el robo del control de una ciudad o de aquel que tenga superioridad aérea, misiles intercontinentales o bombas inteligentes —dice Al Bagdadi en el audio—. La victoria está en Dios».

El EI ha perdido todas sus ciudades, pero aún no ha sido derrotado. El grupo ha pasado de ser un Estado —con control de territorio, policía, administración pública, salarios, recogida de basura y tasas— a una insurgencia: una guerrilla cuyas misiones consisten en atentados y combates puntuales tanto en Irak como en Siria, tanto contra civiles como contra otras milicias.