PRIMARIAS EN EEUU

Las disputadas minorías

Bernie Sanders, reunido con el reverendo Al Sharpton en el retaurante de Harmen Sylvia's, en Nueva York.

Bernie Sanders, reunido con el reverendo Al Sharpton en el retaurante de Harmen Sylvia's, en Nueva York. / periodico

IDOYA NOAIN

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El sur no solo también existe sino que en la carrera electoral de Estados Unidos es donde se empieza a representar más la diversidad del país, una variedad demográfica que en los últimos años ha transformado las elecciones y, en el caso de la competición demócrata, plantea una prueba de fuego para Bernie Sanders.

Tras la pírrica victoria en Iowa y la humillante derrota en Nuevo Hampshire, dos estados donde más del 90% de la población es blanca, Hillary Clinton y su equipo están poniendo toda la carne en el asador de los caucus de Nevada el día 20 y las primarias de Carolina del Sur el 27.

Tanto en esas citas como en los estados que dictarán también su sentencia electoral en marzo, ven el cortafuegos que puede parar la “revolución política” del veterano senador de Vermont.

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Y aunque en el campo de la exprimera dama han empezado a usar el juego de rebajar expectativas, saben que juegan con una baza fundamental que les hace claros favoritos: la ventaja abrumadora sobre Sanders en cuanto a apoyo de hispanos y negros, dos grupos trascendentales.

DAR POR VENCIDO

Sanders sabe de esa ventaja, que según una encuesta de enero llegaba a ser de casi 60 puntos, pero ni mucho menos se da por vencido. Él tiene el llamado “momentum” y un entregado ejército de seguidores que pueden ayudarle a propagar por medios no tradicionales un mensaje de justicia económica y social que está convencido de que habla directamente a las minorías, para las que ahora ha sido prácticamente un desconocido (un 30% de los demócratas no le conocían a finales del año pasado, según algunos sondeos).

Y su baza siguen siendo los jóvenes, como ha recordado su jefe de campaña, Jeff Weaver, que ve ecos de la campaña del 2008 de Barack Obama, “para la que los jóvenes también fueron el bloque principal de votantes, jóvenes de todas las razas”.

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Sanders, además, ha empezado a dar pasos concretos para arañarle votos a Clinton. El miércoles, solo unas horas después de ganar en New Hampshire, mantuvo en Nueva York una entrevista con el reverendo Al Sharpton y con Benjamin Jealous, uno de los exdirectores de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP por sus siglas en inglés).

En los últimos días ha sumado representativos respaldos, como el del escritor Ta-Neishi Coates, una voz de referencia en la comunidad negra que le ha apoyado públicamente aunque cuestiona que (como Clinton) haya rechazado las compensaciones económicas para descendientes de esclavos.

De momento Sanders solo ha conseguido que dos congresistas elijan públicamente su campaña frente a la de Clinton, pero se trata de Raúl Grijalva y Keith Ellison, el hispano y el negro que copresiden el caucus progresista de la Cámara Baja, compuesto sobre todo por congresistas de minorías raciales.

Con Grijalva ha enviado, además, una carta al secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, denunciando uno de los programas de deportaciones de inmigrantes de Obama.

FRENAR A CLINTON

Le hará falta eso y más para frenar a Clinton, que la misma noche de las primarias de Nuevo Hampshire ya desveló la importancia que piensa dar a las minorías. “Los padres negros no deberían preocuparse de que sus hijos serán acosados, humillados e incluso disparados por el color de su piel y las familias inmigrantes no deberían pasar la noche en vela pensando que van a tocar a su puerta” para deportarlos, dijo en su discurso la exsecretaria de Estado, que ha hecho centrales ahora temas como la violencia de armas de fuego y el sistema penal que castigan especialmente a minorías.

Las madres de Trayvon Martin y Eric Gardner, dos de los negros muertos a manos de un vigilante y un policía que dieron alas al movimiento Black Lives Matter, se han sumado a su campaña.

En el campamento de Clinton, desde el que se ha empezado también a criticar a Sanders por lo que se denuncia como un inexistente historial legislativo en temas que afectan o benefician a las minorías, no se duermen en los laureles pero hay cierta sensación de seguridad.

“Este tipo de apoyo (que disfruta entre negros o hispanos) no se crea de la noche a la mañana”, se leía en un memorando de la campaña. “Se ha forjado en más de 40 años luchando por y junto a comunidades de color. La conocen, confian en ella y están entusiasmados con su candidatura”.