El conflicto de Oriente Próximo

Kerry presenta una nueva 'hoja de ruta' a israelís y palestinos

EUGENI GARCÍA GASCÓN
JERUSALÉN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El secretario de Estado John Kerry inició ayer una nueva gira por Oriente Próximo, la undécima desde la pasada primavera, con el objetivo de finalizar lo que se ha llamado un «acuerdo marco» entre israelís y palestinos que aborde las distintas cuestiones en litigio, incluida la seguridad, las fronteras y el estatuto de Jerusalén. Kerry permanecerá en la zona por lo menos hasta el domingo, yendo y viniendo entre Jerusalén y Ramala, que están separadas por menos de 20 kilómetros, y tratando de conciliar las posiciones contradictorias que defienden el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmud Abbás.

El clima que domina estos encuentros, tanto en Jerusalén como en Ramala, es de profundo pesimismo y por todas partes se estima que este periplo no le permitirá a Kerry concluir un acuerdo marco aceptable para unos y otros. De hecho, el secretario de Estado parece compartir esta opinión y ya ha planificado otra gira para la semana próxima.

LA EXPANSIÓN COLONIAL / De entre los numerosos problemas, el principal sigue siendo la expansión colonial judía en los territorios ocupados, con millares de viviendas en construcción que el Gobierno de Netanyahu ha aprobado en los últimos meses. Una nueva expansión, que debía haberse anunciado ayer mismo, fue aplazada a última hora por orden de Netanyahu, pero solo «hasta la semana que viene». En medios diplomáticos se considera que el progreso únicamente llegará después de una fuerte presión de la comunidad internacional sobre Israel, y esto es algo que no está ocurriendo. Es cierto que en febrero vendrán dos destacados mandatarios europeos, Angela Merkel y David Cameron, pero los huéspedes se limitan a formular declaraciones más o menos altisonantes y sin la menor trascendencia.

El caso del Valle del Jordán ilustra la clase de diferencias que separan a las dos partes. Los israelís repiten desde hace una semana que el Valle del Jordán permanecerá bajo el control de su Ejército ocurra lo que ocurra. Un comité ministerial fue más lejos y aprobó la semana pasada llevar a la Kneset una ley para anexionar esa región, como ya se hizo en el pasado de manera unilateral con Jerusalén Oriental y el Golán sirio.

LAS «FRONTERAS DE AUSCHWITZ» / El viceministro de Exteriores, Zeev Elkin, reiteró ayer la conocida posición de su país contraria a respetar la línea verde de 1967 y dijo que esa línea es inaceptable porque equivale a las «fronteras de Auschwitz».

El Valle del Jordán representa la tercera parte de la superficie de Cisjordania. El presidente Abbás ha insistido en que no permitirá la presencia de ningún soldado israelí en esa zona que los dirigentes hebreos consideran «vital» para su defensa. Abbás propone el despliegue de una fuerza internacional, con soldados estadounidenses incluidos, para garantizar la seguridad de Israel.

Las diferencias entre las dos partes son visibles en todos los apartados. Con respecto al canje de tierras de que se está hablando, Israel ha introducido un concepto del que ya se habló superficialmente hace muchos años: el canje de población judía por población palestina o árabe israelí. En medios diplomáticos se comenta que Israel propone ahora quedarse con los grandes bloques de asentamientos de Cisjordania a cambio de transferir al Estado palestino una parte de la Galilea donde residen 300.000 árabes israelís. El problema es que la población autóctona rechaza frontalmente la iniciativa.

En cualquier caso, Kerry tiene por delante unas jornadas muy intensas que, según algunos analistas, conducirán únicamente  a una extensión del periodo de las negociaciones, que debía terminar en abril, hasta diciembre próximo, lo que permitirá a Israel seguir expandiendo la colonias a su antojo durante unos meses más mientras los palestinos aplazan recurrir a los órganos internacionales de justicia.