Juncker abre la puerta a dar marcha atrás en la integración europea
Silvia Martinez
Periodista
SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, quiere que el nuevo Libro blanco sobre el futuro de la UE adoptado este miércoles por el colegio de comisarios sea el “certificado de nacimiento” de la nueva Europa 'posbrexit'. Un objetivo ambicioso que choca con la poca concreción y mucha ambigüedad de un plan diseñado para que sean los líderes de los gobiernos europeos quienes den un paso al frente y definan la Europa por la que apuestan. Juncker les plantea, de momento, un menú con cinco platos y, por primera vez, una opción inédita: dar marcha atrás en el proceso de integración y limitar la cooperación al mercado interior.
Puede que este escenario no sea su preferido. De hecho, duante la presentación ante el Parlamento Europeo, ha dejado claro que personalmente es la única vía que excluye. Pero admite que “hay gobiernos que continúan proponiendo esta opción” porque creen que la UE ha de limitar sus competencias. Es más, durante los debates preparatorios, según aseguran fuentes de su entorno, hay quien habría sugerido incluir un sexto “escenario de catástrofe” con una desintegración europea total. Una opción descartada para evitar propagar más temores de los que ya rodean al proyecto europeo.
“Muchos europeos consideran que la Unión es o bien muy distante o bien interfiere demasiado en sus vidas diarias o no cumple con las expectativas”, señala el Libro blanco, la aportación de Bruselas a la cumbre de Roma del próximo 25 de marzo en la que se conmemora el 60º aniversario del proyecto común y que debe servir para empezar a responder a una pregunta clave: ¿qué futuro queremos para nosotros, nuestros hijos y la Unión para el año 2025?.
CINCO POSIBLES CAMINOS
Más allá de desandar el camino recorrido en los últimos 60 años, el plan sugiere otras cuatro posibles alternativas. Para empezar, seguir avanzando como hasta ahora, con lentitud debido a un proceso de toma de decisiones complicado con tantos gobiernos pero que permitiría preservar la unidad. La tercera opción sugiere avanzar a varias velocidades en una especie de Europa a la carta que apoyan la cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande.
Es decir, permitir a los países que así lo deseen formar lo que llama “coaliciones de buena voluntad” para que puedan avanzar en determinadas áreas sin bloquear al resto. La cuarta apuesta por limitar las prioridades y la atención de la UE a un número reducido de áreas y la renacionalización del resto de políticas, como la salud pública o el desarrollo regional. Y, la última, ceder más poder, recursos y decisiones a Europa, algo que visto el debate político actual parece bastante improbable.
Aunque no se ha pronunciado explícitamente, el más federalista de todos los dirigentes europeos tiene clara su opción. Ahora bien, ha eludido la concreción porque considera que ha llegado el momento de forzar a los jefes de Estado y de Gobierno europeos a pronunciarse y asumir sus responsabilidades como políticos en un momento clave para Europa, a las puertas del primer divorcio de su historia. “El 'brexit' es lamentable y doloroso pero no va a detener a la UE. No hay mejor momento que este para lanzar este difícil debate”, opina Juncker, quien ha llamado a los gobiernos europeos a “pasar página” y aprovechar para “ser pioneros” y crear la nueva Unión a 27.
DEJAR DE CULPAR A BRUSELAS
El dirigente democristiano luxemburgués ha aprovechado el debate para pedir una vez más a los gobiernos que dejen de culpar a Europa de todos los males y que sean francos y honestos, porque la distancia entre políticos y ciudadanos cada vez es mayor. “Nos reunimos cumbre tras cumbre y prometemos reducir el número de parados, sobre todo jóvenes, pero eso va más allá de nuestra capacidad. Afirmar que Europa es la única responsable para luchar contra el paro es falso”, ha recordado.
Más allá de la receptividad del PPE, su familia política, y la ambigüedad de los liberales, la mayoría de los grupos han recibido con frialdad las sugerencias. “Nos ha decepcionado. Es crucial que nos presente una prioridad política, porque la Comisión no es un órgano burocrático sino político”, ha advertido el jefe de filas de los socialistas, Gianni Pitella, a quien asegura dirigir el Ejecutivo más político de la historia. Juncker ha prometido que hará balance a mediados de septiembre, durante el discurso sobre el Estado de la Unión, pero serán los jefes de Estado y de Gobierno quienes tengan que aclarar en la cumbre de finales de diciembre la Europa que quieren.
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