Los jóvenes franceses vuelven a tomar las calles contra la reforma laboral
Eva Cantón
Periodista
EVA CANTÓN/PARÍS
A pesar de las cesiones del Gobierno, los jóvenes franceses han vuelto a desafiar la reforma laboral en las calles de las principales ciudades del país ocho días después de la primera gran manifestación de protesta. Según los organizadores, unas 150.000 personas han desfilado este jueves por toda Francia (69.000, según el Gobierno) en una jornada por momentos algo más tensa que la del pasado 9 de marzo, en la que salieron a la calle 220.000 manifestantes.
En París, las fuerzas del orden han usado gases lacrimógenos de manera puntual para evitar que los manifestantes se desviaran del trayecto previsto. Algunos encapuchados han protagonizado enfrentamientos con la policía y han provocado daños en escaparates de comercios y en fachadas de oficinas bancarias situadas en el recorrido.
En las ciudades de Nantes, Rouen y Marsella también se han resitrado incidentes. En Rennes, un nutrido grupo de estudiantes ha ocupado las vías de la estación de tren. En total han sido detenidas 23 personas en todo el país por provocar altercados o causar destrozos materiales.
El principal sindicato estudiantil, la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF) así como otras 22 organizaciones juveniles y asociaciones de alumnos de instituto siguen en pie de guerra contra el proyecto de ley de la ministra de Trabajo, Myriam El Khomri.
No se dan por satisfechos con las modificaciones presentadas este lunes por el primer ministro, Manuel Valls, para limar los aspectos más polémicos de la reforma y siguen exigiendo la retirada íntegra del proyecto al entender que está inspirado en una filosofía liberal que tiende a una precarización laboral vitalicia.
De la reforma ha desaparecido el baremo obligatorio aplicable a las indemnizaciones por despido, que será solo orientativo, así como la prioridad dada a las empresas para organizar la jornada laboral en detrimento de los acuerdos sectoriales. También se renuncia ampliar las horas extra sin una autorización administrativa previa.
DEBILITAR LA MOVILIZACIÓN
Además, se han añadido algunos aspectos reclamados por las centrales sindicales, entre ellas la ampliación de la llamada ‘garantía juvenil’ destinada a los jóvenes en paro y sin formación, que contempla una ayuda de 450 euros mensuales durante un año. Sin embargo, para el presidente de UNEF, William Martinet, el sentimiento general es que el Gobierno lanza “una cortina de humo” para debilitar la movilización juvenil.
Al igual que el pasado 9 de marzo, a los estudiantes se han sumado este jueves dos organizaciones sindicales, la Confederación General de Trabajo (CGT) y Fuerza Obrera (FO). El resto de los sindicatos, partidarios de mantener abierta la vía del diálogo con el Gobierno, no han salido a la calle. Tampoco lo ha hecho la Federación General de Asociaciones de Estudiantes (FAGE) porque entienden que los avances logrados tras el primer pulso en la calle animan a seguir negociando. Dentro de una semana habrá una nueva movilización antes de la huelga convocada para el día 31 de marzo.
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