Hungría busca disuadir a los refugiados con una larga valla

4. HACIA HUNGRÍA Unos inmigrantes se ocultanen Horgos, junto a la fronteraserbio-húngara.

4. HACIA HUNGRÍA Unos inmigrantes se ocultanen Horgos, junto a la fronteraserbio-húngara.

MARC MARGINEDAS / BACKI VINOGRAD (enviado especial)

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En el puesto fronterizo próximo a Backi Vinograd, un poblado de 2.000 habitantes habitado principalmente por húngaros, ya en el lado serbio de la frontera común, la valla ya es bien visible. Es una larga verja de metal rodeada de alambre de espino en su parte inferior, junto a la que discurre un camino destinado a las patrullas fronterizas para que puedan circular con asiduidad. Al otro lado de la imponente estructura metálica, que se pierde en el horizonte, agentes malcarados escoltan a un grupo de hombres de tez morena que han sido detenidos en el momento de intentar entrar en Hungría. La construcción cubre una extensión de terreno de 175 kilómetros cupada por un parque natural, que los refugiados aprovechaban para cruzar al país vecino sin ser vistos.

Stepháne Moassaing, coordinador de campo en los Balcanes de la oenege Médicos sin Fronteras (MSF), recurre a una ilustrativa metáfora para desestimar los esfuerzos de Hungría por contener el aluvión de refugiados e inmigrantes: «Es como cortar la corriente de un riachuelo con una piedra; buscará un medio alternativo para rodearla y seguir adelante».

RODEO POR CROACIA

De hecho, ese posible rodeo en el corredor balcánico ya tiene un nombre: «Croacia». El país, que se adhirió a la UE en el 2013, aún no es miembro de la zona Schengen, pero sí la vecina exrepública yugoslava de Eslovenia. Y su línea de demarcación común es mucho más difícil de vigilar que esta. Mientras Hungría y Serbia comparten unos 100 kilómetros de frontera, el linde entre Eslovenia y Croacia es unas tres veces más largo.

Levantar la verja «es un paso necesario», declaró al rotativo británico The Guardian el pasado junio el portavoz del Gobierno húngaro, Zoltán Kóvacs. «Debemos poner fin al flujo», insistió entonces el mandatario, quien puso entonces cifras sobre la mesa para justificar tal medida. En los primeros seis meses del año, constató que habían entrado por Hungría en la UE alrededor de 50.000 personas, más que por Italia y por Grecia.

Para el coordinador de campo de MSF, la solución no se encuentra en  levantar muros o dificultar el trasiego humano. «La gente que estamos viendo no son inmigrantes económicos; en caso de que pudieran quedarse en sus países de origen, lo harían; sin embargo, para ellos, allí la vida es imposible», detalla.

DESPLAZAMIENTO MASIVO

La guerra siria ha generado el mayor desplazamiento humano desde el final de la segunda guerra mundial. Se calcula que unos cuatro millones de personas han cruzado las fronteras sirias para refugiarse en los países vecinos, principalmente Jordania, Turquía y el Líbano. El pasado mayo, la Comisión Europea estableció un sistema de cuotas para repartir a 40.000 solicitantes de asilo de sirios y eritreos entre los países miembros. A España le correspondían acoger unos 4.288 refugiados, aunque Madrid se quejó de la cifra, aludiendo las altas cifras de paro españolas.

Grupos religiosos como la Comunidad de Sant'Egidio, que asisten al puñado de refugiados sirios acogidos hasta ahora en España, vienen insistiendo, una y otra vez, en la «falta de solidaridad» española ante las dimensiones del drama sirio.