Rebelión (de profes) en las aulas de EEUU

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Idoya Noain

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En la era de Donald Trump la protesta ha cobrado renovada fuerza en Estados Unidos. Y evoluciona. Primero tomaron las calles quienes rechazaban su mera elección e inmediatamente después las mujeres se pusieron al frente del activismo, social y político. Hubo también acciones concretas para protestar por decisiones políticas como el veto a la entrada al país de musulmanes y recientemente los estudiantes del instituto de Parkland (Florida) han conseguido inyectar inusitada fuerza a la lucha por el control de las armas de fuego. En las aulas, no obstante, está naciendo otra rebelión: la de los profesores.

Desde marzo se están produciendo huelgas y protestas de maestros de primaria y secundaria en varios estados controlados por los republicanos. En marzo lograron una importante victoria en Virginia Occidental, donde tras nueve días de paros los maestros consiguieron un aumento del sueldo del 5%. Esta semana los de Oklahoma también han puesto fin a otros nueve días de paro y cobrarán hasta 6.000 dólares (unos 4.850 euros) más de salario anual. Y están abiertas también en otros feudos conservadores como Kentucky y Arizona.

Su lucha está dejando en evidencia la desastrosa situación de la educación pública en EEUU tras décadas de recortes, pero también los costes de otras políticas republicanas, especialmente el traspaso de obligaciones a los funcionarios (no solo profesores) que hace que cada vez estos tengan que afrontar más costes de sanidad de su propio bolsillo. “Han pasado los costes de salud y pensiones a los empleados, así que estos están ganando menos y gastando menos”, ha denunciado Randi Weingarten, quien preside la Federación Americana de Profesores, un sindicato con 1,7 millones de afiliados.

Situación precaria

Oklahoma ejemplifica la situación. Hace tiempo que el 20% de las escuelas públicas del estado dan clase solo cuatro días por semana por la falta de fondos. En los últimos 10 años la inversión por cada estudiante ha caído un 28% y en el 2015 ese gasto por alumno estaba en 8.000 dólares, lejos de la media nacional de 11.400 dólares y, como en otros 28 estados, por debajo de donde estaba en el 2008.

Según datos de la Asociación Nacional de Educación, los profesores de Oklahoma son los terceros peor pagados del país (con 45.000 dólares anuales, solo por delante de Misisipí y Dakota del Sur), lo que provoca que muchos se marchen a estados donde están mejor remunerados y que las clases se llenen de sustitutos o profesores certificados para emergencias. Y quienes se quedan narran historias de absoluta precariedad.

Desinversiones y debilitamiento de los sindicatos

Según ha escrito en 'The Washington Post' Jon Shelton, profesor en la Universidad de Wisconsin y autor de un libro sobre protestas de educadores en los años 60 y 70 del siglo XX, “las desinversiones en educación pública en muchos estados han llevado a condiciones similares a las que los maestros tenían antes de la negociación colectiva”. Esta estaba prohibida para los funcionarios prácticamente en todos los estados de EEUU antes de 1969 y en los últimos años ha vuelto a vivir una regresión. Un renovado asalto comenzó en Wisconsin en 2011, cuando el gobernador republicano Scott Walker firmó una ley que recortaba el derecho a la negociación colectiva. Medidas similares se propagaron por al menos otra decena de estados. El gasto médico en funcionarios cayó inmediatamente. Y todo mientras los conservadores seguían recortando impuestos a grandes corporaciones y las rentas más altas.

El asalto ha debilitado aún más a los sindicatos de EEUU, históricamente una fuerza política y organizativa alineada mayoritaria pero no exclusivamente con el Partido Demócrata. Y estos pueden verse incluso más golpeados por el Tribunal Supremo, ahora dominado por los conservadores, que podría en junio dictar sentencia contra el pago obligatorio de cuotas.

La rebelión en las aulas, no obstante, apunta a un descontento capaz de activarse incluso sin el respaldo sindical. Muchas han surgido de forma orgánica, con individuos coordinándose a través de las redes sociales. Y han logrado triunfos que van más allá de subidas salariales. En Oklahoma, por ejemplo, han empujado a la primera aprobación en 28 años de una subida de impuestos.

 “Puede que los profesores sean más poderosos ahora que antes”, escribía Shelton. “No pueden ser externalizados y ni los acuerdos de libre comercio inclinados a intereses corporativos ni la tecnología digital les pueden volver obsoletos. Es posible que los profesores en huelga en el país representen el principio de una tendencia en que la gente corriente que mantiene en marcha nuestro sistema de educación –y nuestra economía—se dé cuenta de cuánto poder tiene”.