Atentado de Estambul: "La gente pisaba a otra gente"

Poco antes de la 1.30 de la madrugada, entre 500 y 600 personas festejaban la llegada del nuevo año en la exclusiva discoteca Reina de Estambul cuando la fiesta se transformó en pánico, con los primeros disparos del terrorista, que entró en el local tras abatir a un policía y un civil en la calle. Para escapar de la muerte,  muchos de los clientes se lanzaron a las gélidas aguas del Bósforo, donde se organizó una operación de salvamento.

"Habíamos venido a pasar un buen rato, pero de repente todo se transformó en caos y horror", contó a la agencia France Presse Maximiliano, un turista italiano que hacía cola en la entrada. "Yo avanzaba, pero la gente pisaba a otra gente", recordaba Sefa Boydas, un futbolista profesional que juega en el Beylerbeyi de Estambul, de la tercera división turca, describiendo el movimiento de pánico que se apoderó de la multitud."Muchas chicas se desmayaron al oír los disparos", continuó. 

Caza al hombre en Estambul tras la masacre terrorista

Boydas añadía que él mismo había tenido un mal presentimiento y que pensó en irse. "Pero un amigo me dijo: 'eso no puede ocurrir en un lugar como el Reina'. Yo le respondí que en realidad era exactamente el tipo de lugar que podía ser un objetivo terrorista", explicaba. 

Una mujer explicó cómo su marido le dijo que se echara al suelo cuando empezaron los disparos y cómo vio varios cuerpos caer antes de lograr escapar. Un hombre que se encontraba en la calle, fuera de la discoteca, relató como supo de lo ocurrido al ver salir del local a gente gritando y llorando. La fiesta de Año Nuevo se había convertido en una pesadilla, otra tragedia que conmovió al mundo.

EL CLUB MÁS SELECTO

La muy selecta discoteca Reina era quizá el local estrella de la vida nocturna de Estambul, frecuentado por futbolistas, actores y otras celebridades, y también por turistas extranjeros. Situada en la orilla europea del Bósforo, es accesible también en embarcación. Cuenta con varios restaurantes, pistas de baile, un bar central y una terraza con espectaculares vistas al estrecho. A pesar de la creciente islamización del país que denuncian los detractores del presidente Recep Tayyip Erdogan, el club Reina seguía siendo el punto de encuentro de la 'jet-set' turca y otros juerguistas de billetero generoso en fiestas que suelen iniciarse pasada la medianoche y durar toda la madrugada.

"Nuestros corazones sangran", ha escrito en su cuenta de Facebook el propietario del Reina, Mehmet Kocarslan. Cuenta que en las últimas semanas se habían reforzado notablemente las medidas de seguridad en toda la zona. "A pesar de todos los esfuerzos de los cuerpos de seguridad, ha ocurrido. No sabemos qué decir. Nos faltan las palabras", concluye.