CARRERA A LA CASA BLANCA

De Gaulle for president

RAMON LOBO

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La presidencia de EEUU es algo tan importante que no debería dejarse solo en manos de los estadounidenses; tendríamos que votar todos los afectados. Esta idea, atribuida a Charles De Gaulle, cobra fuerza con la marcha de las primarias del Partido Republicano en las que se destaca Donald Trump. El 'establishment' republicano no lo quiere como aspirante a la Casa Blanca, pero su problema, como el de los votantes, es que no dispone de demasiadas alternativas.

Su candidato inicial era Jeb Bush, quien manejaba el mayor presupuesto, pero anda tan mal de resultados e ideas que no se le ha ocurrido una mejor que recurrir a su hermano George W. para que acuda a su rescate. Los Bush confían en la desmemoria del electorado: las mentiras de destrucción masiva cuyas consecuencias pagan millones de civiles iraquís y sirios.

La aceptable actuación de Jeb en el debate televisivo previo a New Hampshire, ha empujado a algunos analistas a proclamar que Jeb Bush aún no está muerto. Es un caso similar al de Mariano Rajoy: su éxito depende del fracaso de los demás.

Tras Iowa, el 'establishment' republicano creyó haber encontrado el mirlo blanco que cerraría el paso a Trump: el senador por Florida Marco Rubio. Pero el joven Rubio sucumbió en el debate televisivo que resucitó a Jeb de la peor manera: repitió tres veces seguidas una frase contra Obama aprendida de memoria cuando le acusaron de ser un robot preparado por sus asesores. Fue un hundimiento en 'prime time'.

Will Saletan escribió esta semana en 'Slate' que en estos momentos el único capaz de derrotar al odiado Trump –considerado un outsider sin más ideología que su ego– es Ted Cruz, un fanático religioso amante de las armas que ha logrado convertirse en el hombre más despreciado de EEUU, título que parece gustarle. La paradoja es que Trump es el único capaz de derrotar a Cruz.

VITOLA DE INDEPENDIENTE

En las próximas tres semanas habrá un caucus en Nevada, primarias de Carolina del Sur y un 'supermartes' el 1 de marzo, con elecciones en varios Estados. Después sabremos si Jeb Bush está realmente vivo, si Marco Rubio se ha recuperado de su nerviosismo o si el sorprendente John Kasich, segundo en New Hampshire, puede postularse como la alternativa moderada para el 'establishment'.

Si la carrera quedara en un duelo entre Trump y Cruz habría que preparar un rescate. La idea con la que sueñan muchos medios de comunicación es la aparición de un tercer candidato salvador, que se presentaría a las presidenciales con la vitola de independiente. El runrún está en marcha desde hace semanas, incluso el afectado ha reconocido esta semana que está estudiando la posibilidad. Hablamos de Michael Bloombergexalcalde de Nueva York y millonario.

Sus posibilidades dependerán de lo que suceda en la otra batalla, la que libran Hillary Clinton y Bernie Sanders, quien logró un casi empate en Iowa que le sabe a victoria y una aplastante victoria en New Hampshire, que ha dejado claro que representa un peligro para la favorita. El 'establishment' demócrata, a diferencia del republicano, está convencido de que después de Nevada y Carolina del Sur, donde la población negra es clintoniana, todo volverá a su cauce. Los sondeos nacionales siguen a favor de Hillary (49.3-34%), pero con menos margen que la semana pasada. Sanders aún debe demostrar que es capaz de atraerse el voto hispano y el afroamericano.

BARRA LIBRE

El veterano senador por Vermont es un candidato anti la barra libre de Wall Street y partidario del sistema de sanidad universal pagado con los impuestos de todos. Aquí le llamaríamos socialdemócrata (sueco), pero allá algunos lo llaman socialista (es decir, comunista). La crisis ha generado en EEUU un hartazgo similar al que se vive en Europa. Sanders recoge ese descontento, también Trump. Son los beneficiados del enfado generalizado.

Hoy es más fácil predecir que Clinton ganará la nominación demócrata para ser la primera mujer con posibilidades de llegar a presidenta. Pero si hubiera una sorpresa, o el asunto de los correos electrónicos (los republicanos acusan a Hillary de revelación de secretos) dañase sus aspiraciones, podríamos tener en noviembre un enfrentamiento inaudito entre un tipo de extrema derecha y un demócrata muy a la izquierda en los parámetros de EEUU.

Ese sería el escenario

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soñado por Bloomberg: presentarse como la opción de centro y ganar la presidencia. Bloomberg tiene a favor la tenacidad de Ross Perot, el último tercer candidato en intentarlo, y el dinero (una fortuna valorada en más de 38.000 millones de dólares). En su contra, su halo neoyorquino, un submundo de vicio y libertinaje para la América profunda, que es la que elige presidentes. De momento, habrá que votar para que escuchen a De Gaulle.