Polémica en Lima

Fujimori sale de la clínica tras ser indultado por razones humanitarias

Abel Gilbert

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Alberto Fujimori abandonó en silla de ruedas la clínica limeña donde recibió un indulto humanitario y la gracia presidencial como regalo navideño, y se reunió en la madrugada del viernes con su familia en una urbanización que le costará 5.000 dólares mensuales. El autócrata no se privó de algunos gestos triunfales. Primero saludó a los simpatizantes que lo jalearon mientras se trasladaba a su nuevo hogar acompañado por su hijo Kenji, el artífice de los beneficios al negociar con el presidente Pedro Pablo Kuczynski el perdón paterno a cambio de evitarle su destitución en el Congreso por "incapacidad moral". El 'Chino', de 79 años, se tomó luego una fotografía con Kenji y sus otros tres hijos, Keiko, Hiro y Sachi.

Detrás de esa foto de clan contento se esconde un profundo malestar. El enfrentamiento entre Kenji y Keiko, dos veces fallida candidata presidencial y líder de Fuerza Popular, no lo disimulan las sonrisas. De hecho, Fuerza Popular saludó la libertad del hombre que había sido condenado a 25 años de prisión por corrupción, asesinato de 29 personas y secuestros. Sin embargo, cuestionó "la forma en que se logró” que Fujimori se fuera del penal.

Luisa María Cuculiza, una dirigente muy cercana al autócrata, reveló que “la separación de Keiko y Kenji hace sufrir mucho” a Fujimori y espera “que se reconcilien para que el presidente pueda vivir bien lo que le queda a la vida”. Cuculiza lo sigue llamando “presidente”. La casa de la urbanización en La Molina, fuertemente custodiada por la policía, se convertirá pronto en un lugar de peregrinación de los viejos colaboradores y nuevos aliados del autócrata.Comodidades no faltan: cuenta con dos pisos, amplios jardines, piscina y hasta un jacuzzi. Algunos vecinos ya expresaron su malestar por la presencia de Fujimori en ese barrio acomodado.

Una gran farsa

La congresista del grupo Nuevo Perú, Marisa Glave, consideró que, con sus primeras acciones, “se completó la farsa” y quedó en evidencia “que Fujimori no es un enfermo terminal”. El congresista oficialista Juan Sheput dijo, en nombre del Gobierno, que el indultado debe someterse a un profundo silencio para que no se profundice la división social alrededor de su nombre. “Mañana no puede salir a hacer política ni bailando 'chino, chino'. Lo peor que puede pasar al país es que aparezca en estado rebosante de salud súbita”.

El 'caso Pativilca'

La semana que viene volverán las movilizaciones en todo el país contra el indulto y la gracia presidencial que bloquea toda posibilidad de nuevos juicios en su contra. El peso de esas marchas será medido especialmente por los jueces que deben tomar una decisión de alto impacto político. La Sala Penal Nacional definirá si aplica el derecho de gracia u ordena un nuevo procesamiento contra Fujimori por el 'caso Pativilca', como se conoce una operación del Ejército en enero de 1992. Según consta en el expediente judicial, un empresario chino que disputaba un terreno con familias de bajos recursos los acusó de pertenecer al grupo armado Sendero Luminoso. Un comando del Ejército  secuestró a seis personas, de entre 17 y 35 años, a las que torturó con quemaduras de soplete en diversas partes de sus cuerpos, incluido el ano. Luego, fueron asesinados con disparos de bala en la cabeza y lanzaron sus cuerpos en un cañaveral.

En este contexto, Ernesto Blume, nuevo presidente del Tribunal Constitucional (TC) no descartó por completo que esa máxima instancia revise el indulto presidencial. “Podría ocurrir que se plantee algún proceso constitucional y que el tema llegue al tribunal... En términos teóricos sí podría haber una revisión por parte del TC”. Las palabras de Blum no cayeron en saco roto. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, dijo que tanto ese organismo hemisférico como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) “esperan” un eventual dictamen del TC para saber “si ese indulto ha sido realizado de manera constitucional”.

Los beneficios otorgados por  Pedro Pablo Kuczynski para evitar la pérdida de la presidencia no le ahorraron una profunda crisis interna. Lo abandonaron tres ministros, varios congresistas y funcionarios de primera línea. Kuczynski quiere formar un "Gobierno de reconciliación", pero todos los partidos se niegan a acompañarlo. Salvo el fujimorismo.