NOMBRAMIENTO EN LA ONU

La francesa Audrey Azoulay, nueva directora general de la Unesco

Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO.

Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO. / periodico

Eva Cantón / París

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La francesa Audrey Azoulay, exministra de Cultura de François Hollande, ha sido elegida este viernes nueva directora general de la Unesco para un mandato de cuatro años. Su designación se produce en plena tormenta por el anuncio de Estados Unidos e Israel de que abandonan la organización por su supuesto sesgo anti-israelí.

Azoulay, de 45 años, sucederá en el puesto a la búlgara Irina Bokova al haberse impuesto por dos votos de diferencia (30 frente a 28) al candidato qatarí, Hamad Al Kawai, en la votación de los 58 miembros que integran el consejo ejecutivo. La decisión deberá ser validada por la conferencia general de los Estados miembros el próximo 10 de noviembre.

Hija del consejero del rey de Marruecos, Azoulay se formó en la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA) por donde pasa la mayoría de la élite política francesa. Estuvo durante ocho años al frente del Centro Nacional del Cine y fue magistrada del Tribunal de Cuentas. Próxima a la pareja de François Hollande, Julie Gayet, el expresidente francés ha apostado fuerte por su candidatura al frente de la Unesco.

La nueva directora general del organismo con sede en París hereda una institución lastrada por los problemas financieros y las luchas intestinas que ahora se ve debilitada por el portazo de Washington y Tel Aviv. El presidente norteamericano, Donald Trump, prosigue con la Unesco su estrategia de acoso y derribo al multilateralismo materializado ya en el abandono del acuerdo del clima de París o el golpe al acuerdo nuclear iraní.

Críticas de Washington

Estados Unidos denuncia el despilfarro financiero de la organización de Naciones Unidas, le reprocha no haber acometido una profunda reforma de su estructura y de tomar partido político en contra de los intereses de Israel. Argumentos similares a los que usó en 1984 el republicano Ronald Reagan para abandonar por primera vez la Unesco, acusada entonces de pro-soviética.

Washington volvió a integrarse en el 2003 pero en la decisión de George W. Bush pesó mucho su empeño en fraguar una coalición internacional que le permitiera justificar su intervención en Irak.

Con la nueva salida de Estados Unidos, que se formalizará en el 2018, la Unesco pierde el 20% de su presupuesto, aunque Washington había dejado de contribuir a su funcionamiento en el 2011 en protesta por el reconocimiento de Palestina como estado miembro de la organización.

Israel ha seguido los pasos de Estados Unidos, aunque no ha puesto una fecha concreta a la retirada. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha aplaudido la "valiente" decisión de su aliado estratégico porque, a su juicio, "la Unesco se ha convertido en un teatro del absurdo que deforma la Historia en lugar de preservarla".

Fondos y unidad

"¿Las cualidades de mi sucesor? Lograr fondos y unidad. Se trata de una organización que es un sueño para el mundo pero que se enfrenta a dificultades financieras y políticas", decía Irina Bokovaprimera mujer en ocupar la dirección de la Unesco.

El ámbito de actuación de la Unesco es enorme -educación, cultura, ciencia y patrimonio- pero la opinión pública no acaba de tener clara la verdadera función de un organismo en el que trabajan 2.000 personas, la mitad de ellas en París, y dispone de un presupuesto anual de 326 millones de euros.

Creada en 1945, tras la segunda guerra mundial, con el objetivo de velar por la paz a través de la educación y la cultura, la Unesco es a menudo víctima de las tensiones internacionales.