DESASTRE NATURAL EN EEUU

'Florence' dispara el riesgo de lluvias "épicas" e inundaciones "catastróficas"

Una embarcación empotrada contra una casa a causa de los efectos del 'Florence' a su paso por New Bern, en Carolina del Norte.

Una embarcación empotrada contra una casa a causa de los efectos del 'Florence' a su paso por New Bern, en Carolina del Norte. / .45044170

Idoya Noain

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Florence, el primer huracán del Atlántico que este año ha tocado tierra en Estados Unidos, se degradó oficialmente el viernes a tormenta tropical al rebajarse la intensidad de los vientos, pero sus múltiples peligros no disminuyen. Al contrario. "El sistema está descargando cantidades épicas de lluvia, en algunos lugares medidos en metros, no en centímetros", ha explicado Roy Cooper, el gobernador de Carolina del Norte, que el viernes logró la aprobación de la declaración de desastre para el estado por parte de Donald Trump, abriendo las compuertas a la ayuda federal. "El agua está subiendo rápido, en todos los sitios, incluso en lugares que normalmente no se inundan. El peligro de inundación por la tormenta es mayor que cuando tocó tierra".

No es alarmismo exagerado ante una tormenta que ha provocado de momento 12 muertes confirmadas, incluyendo las de tres personas que murieron en inundaciones repentinas en las carreteras, un matrimonio fallecido en un incendio en su casa, un hombre que cayó durante su evacuación y una mujer cuyo coche chocó con uno de los árboles caídos. Y los avisos del gobernador, que ha pedido a los ciudadanos que no se vuelvan "autocomplacientes" y les ha recordado que si no están atentos "arriesgan vidas", coinciden con los de las autoridades expertas.

Ken Graham, director del Centro Nacional de Huracanes, ha subrayado la gravedad de la situación. La agobiante y extrema lentitud con la que se mueve Florence, que avanza hacia el oeste a escasos tres kilómetros por hora y se prevé que el domingo gire hacia el norte, la hace "particularmente peligrosa". Aunque la velocidad de los vientos bajó a los 80 kilómetros por hora, estos soplan hasta a 280 kilómetros desde el centro de la tormenta.

La lluvia, el mayor peligro

Lo más peligroso, no obstante, son las lluvias. Algunas ciudades ya han recibido 76 centímetros de agua, una cantidad que se define de "absolutamente abrumadora" y marca un récord estatal de lluvia descargada por una tormenta tropical (que hasta ahora estaba marcado por las precipitaciones que dejó Floyd en 1999). Y lo que agrava la situación es que la descarga de agua "no ha acabado". Se esperan hasta 38 centímetros más, "crecidas catastróficas y significativas y prolongadas inundaciones de ríos", así como posibles corrimientos de tierra, con el mapa de peligro adentrándose hacia el interior.

Desde el viernes varios condados tienen en vigor emergencias por riadas repentinas, la más elevada categoría de advertencia ante este tipo de inundaciones, con "severa amenaza para la vida humana y daño catastrófico". Y el gobernador Cooper ha explicado que "los ríos seguirán creciendo días después de que la lluvia haya parado", con la previsión de que algunos lleguen a sus máximos caudales el miércoles.

"El viento te puede hacer daño pero es el agua, la crecida, la lluvia, la que puede matarte más", constataba en otra sesión informativa Jeff Byard, uno de los encargados de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, FEMA. "Ya ha caído mucha lluvia, pero queda mucha lluvia por llegar".

Carreteras impracticables

Las auténticas "murallas de agua" de las que habla el gobernador Cooper son visibles en multitud de localidades del estado. También en numerosas carreteras que se han vuelto impracticables. Más de un millón de personas están sin suministro eléctrico, la inmensa mayoría en Carolina del Norte pero más de 170.000 también en Carolina del Sur. Los refugios siguen poblados y prosiguen los rescates de quienes decidieron o se vieron forzados a quedarse en sus hogares, ahora anegados. Y no deja de llover.