El fin de las sanciones reintegra a Irán en la economía global

El equipo negociador con estadounidense John Kerry, a la izquierda, y el iraní Javad Zarif, a la derecha

El equipo negociador con estadounidense John Kerry, a la izquierda, y el iraní Javad Zarif, a la derecha / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA, de sus siglas en inglés) ha certificado este sábado que Irán ha cumplido con su parte del histórico acuerdo alcanzado el pasado mes de julio para restringir su programa nuclear y desactivar un contencioso que ha estado en varios momentos a punto de llevar al mundo a una nueva guerra.

Con su parte del pacto cumplida, la República Islámica verá como se levantan de forma inmediata las sanciones internacionales que han estrangulado su economía, un hito que debería servirle para reintegrarse en el concierto de naciones tras muchos años de ostracismo. El anuncio vino acompañado de un acuerdo entre Teherán y Washington para intercambiar prisioneros, una muestra de la voluntad de los dos países para abrir una nueva etapa a pesar de los intereses irreconciliables que mantienen en muchos de los conflictos de Oriente Próximo.

La implementación del acuerdo nuclear se anunció en Viena, donde horas antes se habían reunido el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y su homólogo iraní, Javad Zarif, para examinar el documento de la IAEA y acordar los próximos pasos.

“Este es un buen día para el pueblo iraní y para el mundo”, dijo Zarif poco antes de que la agencia de Naciones Unidas confirmara que Irán ha implementado su parte del pacto nuclear. “Lo que está a punto de suceder es una prueba de que los grandes problemas del mundo pueden abordarse mediante el diálogo sin tener que recurrir a las amenazas, la presión y las sanciones”. Para su país es un momento llamado a ocupar un lugar en los libros de historia.

SISTEMA FINANCIERO

Tras muchos años de penurias, Irán podrá volver a exportar petróleo, recuperará el acceso al sistema financiero internacional y podrá disponer de más de 100.000 millones de dólares en activos que tenía congelados en el extranjero, principalmente en bancos de China, Japón y Corea del Sur.

Solo el embargo petrolero le ha privado de 160.000 millones de dólares en ingresos desde 2012, por lo que su reintegración en la economía global debería suponer una notable inyección económica. De hecho, el momento del anuncio es extremadamente propicio para los sectores moderados que comanda el presidente Hassan Rouhani, quien llegó al poder prometiendo el levantamiento de las sanciones y una nueva relación con el mundo. El próximo mes hay elecciones en Irán para renovar el Parlamento y la Asamblea de Expertos, que congrega a los principales clérigos del país.

La implementación del acuerdo llega casi exactamente seis meses después de que Irán acordara con la UE, EE UU, China, Rusia, Alemania, Francia y el Reino una plan para restringir su programa nuclear y disipar los temores de una comunidad internacional que siempre ha sospechado que buscaba de forma encubierta la fabricación de armas atómicas, pese a la insistencia iraní en los fines pacíficos de su programa.

“Este histórico acuerdo es fuerte y justo y cumple los requerimientos de todas las partes”, dijo Mogherini al anunciar su implementación. Teherán ha cumplido su parte. Ha transferido fuera del país el 98% del uranio enriquecido que tenía almacenado, ha desmantelado 12.000 de las 19.000 centrifugadoras con las que contaba y ha inhabilitado el reactor de aguas pesadas de Arak, dedicado a la producción de plutonio.

MANIOBRAS DE ENGAÑO

Si se decide a engañar a los inspectores internacionales, necesitará como mínimo un año, lo que hace prácticamente inviable a ojos de los defensores del pacto que sus maniobras pasen inadvertidas. Nada de esto hubiera sido posible sin la apuesta personal del presidente Barack Obama que tras llegar al poder dio un giro radical a la política belicosa de su predecesor, fuertemente influenciada por las posiciones de Israel y Arabia Saudí, para explorar una solución pacífica al contencioso.

Ambos países siguen sin tener oficialmente relaciones diplomáticas y compiten en bandos contrarios en varios conflictos de Oriente Próximo, pero el clima de las relaciones ha cambiado radicalmente, como demuestra el canje de prisioneros de ayer o la rapidez con la se resolvió un incidente potencialmente explosivo como la reciente captura de 10 militares de la Armada estadounidense en las aguas territoriales iranís del Golfo Pérsico.

Los enemigos de este nuevo estatus que son legión tanto en Washington como entre los sectores más radicales de jerarquía clerical iraní. Y la clave pasa ahora por saber si Irán pasará a partir de ahora ser parte de la solución de los problemas que asolan Oriente Próximo o aprovechará la bonanza económica para cimentar su frente regional. Lo que está claro es que Riad y Tel Aviv van a hacer lo posible para que el idilio con Washington se torne pronto en un humillante desengaño.  

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