EL IMPACTO DEL ACUERDO NUCLEAR

El fin de las sanciones a Irán abre la puerta a un nuevo Oriente Próximo

Una enorme lona con una imagen antiestadounidense cubre la fachada de un edificio de Teherán.

Una enorme lona con una imagen antiestadounidense cubre la fachada de un edificio de Teherán. / AFP / ATTA KENARE

ANA ALBA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Irán tiene más de 78 millones de habitantes. Después de Egipto, donde viven 90 millones de personas, es el país más poblado de los que se engloban bajo el nombre de Oriente Próximo, siguiendo la visión eurocéntrica del mapamundi.

Los iranís, persas, han sido siempre una gran potencia en la zona y han influido en el destino de sus vecinos. Las sanciones internacionales contra Irán nunca cambiaron ese papel y su eliminación, gracias al cumplimiento de Teherán de los acuerdos pactados con las potencias occidentales sobre su programa nuclear, no lo afectará. Pero la República Islámica ya no ejercerá más su peso desde el ostracismo de los proscritos sino desde el campo de los estados aceptados.

El punto de partida de este cambio se ha escenificado en los últimos días con la rápida liberación de los marinos estadounidenses arrestados por Irán en sus aguas. No obstante, este acercamiento entre el régimen de los ayatolás y Washington no va a provocar una declaración de amor repentina.

Buena prueba de ello es la imposición de sanciones, por parte de EEUU, el domingo, a 11 empresas e individuos iranís por estar implicados en el programa de misiles balísticos de Irán. Teherán las ha calificado de “ilegítimas”.

Irán ha presentado el pacto nuclear y el levantamiento de sanciones como una “rendición” estadounidense. Pero, independientemente de cómo unos y otros vendan el acuerdo a su público, ahora existe diálogo entre los dos países.

Irán es atractivo para EEUU por razones políticas y económicas, ya que además de ser una potencia regional es un mercado emergente de millones de personas.

Washington entiende que Irán estará siempre en el mapa ejerciendo su poder y lo considera clave para solventar conflictos como los de SiriaYemen e Irak y luchar contra la expansión del Estado Islámico (EI). EEUU y Europa quieren que Irán pase de ser parte del problema a ser parte de la solución.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Ir\u00e1n ha forjado\u00a0","text":"un eje chi\u00ed junto al r\u00e9gimen sirio, Irak y el movimiento liban\u00e9s Hizbul\u00e1"}}

EL EJE CHIÍ

Irán, la gran potencia musulmana chií de Oriente Medio, ha forjado un eje chií, junto al régimen de Damasco (chií que controla un país de mayoría suní), Irak (donde el 60% son chiís) y el movimiento chií libanés Hizbulá, una de las fuerzas políticas más fuertes del Líbano.

En Siria no se logrará la paz sin Irán, que apoya al presidente sirio, Bashar el Asad, con efectivos sobre el terreno, junto a los combatientes de Hizbulá. “Irán, con su nueva condición y el apoyo de Rusia en Siria va a aumentar su influencia en Oriente Próximo, a nivel político, ideológico y económico”, opina el profesor Moshe Maoz, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

El desbloqueo de unos 100.000 millones de dólares para Irán, según cálculos estadounidenses, influirá también en el conflicto sirio. “Habrá posibilidad de que Irán destine más fondos a sus combatientes y eso afectará al curso de la guerra”, señala Phillip Smyth, del Washington Institute for Near East Policy.

El régimen de los ayatolás tendrá mucho que decir cuando se negocie el futuro político de Siria y sin su colaboración no se estabilizará Irak ni se acabará la guerra en Yemen. Irán alentó la rebelión de los huthís (chiís) en ese país y las protestas masivas en Baréin (de mayoría chií, pero controlado por una monarquía suní).

ISRAEL Y ARABIA SAUDÍ

El acercamiento entre Teherán y Washington provoca terribles dolores de cabeza a los grandes aliados de EEUU en la zona, Arabia Saudí (mayoría musulmana suní) e Israel. Los estadounidenses mantendrán su compromiso de defender a capa y espada a los saudís, pero estos están muy molestos por esta suerte de perdón internacional a su gran enemigo regional.

La rivalidad entre Irán y Arabia Saudí es religiosa (chiís versus sunís), étnica (persas versus árabes) y hasta ahora respecto a EEUU (aliados versus enemigos de Washington).

Arabia Saudí -principal exponente del wahabismo, rama del Islam que aplica la sharia de forma muy estricta- está inmerso en la mayoría de conflictos que desangran a Oriente Medio. En Siria, apoyan a los rebeldes sunís, entre ellos muchos grupos islamistas. En Yemen, están al lado del régimen suní y llevan meses bombardeando diversas zonas del país.

En su intento de frenar la entrada de Irán en la órbita de los estados amigos de Occidente, Arabia Saudí se ha acercado a un enemigo con quien no tiene relaciones diplomáticas: Israel, el único país de Oriente Próximo que posee armas nucleares, aunque no lo reconoce.

“Hay claramente una convergencia de intereses entre Israel y muchos estados árabes sunís, dado que todos se enfrentan a desafíos idénticos en la región”, señaló Dore Gold, director general del Ministerio de Exteriores israelí, que el año pasado se reunió con representantes saudís en Washington.

Israel, que ha mantenido una fuerte disputa con su amigo más allegado, EEUU, a causa del acuerdo nuclear iraní, asegura que el pacto y el levantamiento de sanciones darán a Irán la posibilidad de contar con más recursos “para financiar el terrorismo” y le preocupa el fortalecimiento de su enemigo Hizbulá.

Otros analistas temen que grupos contrarios a Irán cometan ataques en territorio iraní con el apoyo económico de los saudís u otros Estados del Golfo.

Si hay algo que une a Irán y Arabia Saudí, grandes productores de petróleo, es su lucha contra el EI, para la que los necesita EEUU.