El excanciller Schmidt sorprende a los alemanes al confesar una infidelidad

El dirigente ha hecho esta revelación cinco años después de morir su esposa, con quien cultivó la imagen del matrimonio perfecto

-El canciller Helmut Schmidt.

-El canciller Helmut Schmidt. / AFP/ FABIAN BIMMER

EFE / BERLÍN

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El excanciller alemán Helmut Schmidt, de 96 años,  ha sorprendido a sus compatriotas con una confesión tardía de una infidelidad matrimonial, una relación en la década de los años 60 con una correligionaria  socialdemócrata. El anuncio contrasta con la imagen de matrimonio ejemplar que  aparentemente formó con su esposa, Loki.

"Tuve una relación con otra mujer", afirma Schmidt  en su libro de memorias, según un avance  editorial difundido hoy por la revista Stern, que recuerda que el político, al  frente del gobierno alemán entre 1974 y 1982, estuvo casado durante 68 años con  Hannelore Glaser, conocida por su apodo de Loki y fallecida hace cinco años. 

Un marido ejemplar

Hasta esta confesión, Schmidt estaba considerado como un ejemplo de  fidelidad conyugal, a diferencia de su antecesor y correligionario, el seductor  Willy Brandt, o del tercer canciller socialdemócrata que ha tenido el país,  Gerhard Schröder, asimismo con reputación de mujeriego.

En el texto, el escanciller no concreta cuándo ocurrió  esa historia y solo apunta a que fue más o menos a finales de los 60 o  principios de los 70 y que la relación llegó tan lejos que incluso llegó a  plantearle a Loki la posibilidad de divorciarse. Según  Stern, fue el propio Schmidt quien le puso fin  al convertirse en canciller, lo que fue un drama para ella. Ambos se mantuvieron en contacto el resto de su vida y el político incluso  acudió al entierro de la mujer, hace dos años.

Segunda boda

Schmidt causó ya cierta sorpresa al casarse en  segundas nupcias a los 93 años, tres años después de enviudar de Loki, con Ruth  Loah, colaboradora suya desde hacía casi 60 años y coautora con él de varios  libros. El político y su esposa habían sido un arquetipo de matrimonio compenetrado y  de comportamiento hasta clónico, pues compartieron desde el ideario político a  la condición de fumadores empedernidos incluso como nonagenarios.