Análisis

El Estado Islámico, el unificador

Estamos ante una especie de coalición de 'arrepentidos', con Arabia Saudí a la cabeza

PERE VILANOVA

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El título que encabeza estas líneas no se refiere a que el llamado Estado Islámico (EI) quiera unificar bajo su califato todo Oriente Próximo, aun cuando tal sea su intención declarada (y que no tiene muchas posibilidades de estabilizarse). No, el título tiene que ver con que, paradoja de las paradojas, el EI ha conseguido poner de acuerdo, o al menos aproximar sustancialmente, a todos aquellos que hasta ahora tenían todos los motivos para enfrentarse y así lo hacían.

Por ejemplo, Irak, estrecho aliado de Estados Unidos, tiene en Irán su máximo aliado en la región, a la vez que Irán apoya sin fisuras a… Asad en Siria y a Hezbolá en el Líbano, enemigos jurados de… Israel, que es el principal aliado de EEUU en la zona. Mientras, Turquía, que ha sido durante tres años muy tolerante con todos los grupos (eso ha incluido a gente muy cercana al EI y otras formaciones pro Al Qaeda) que luchaban en Siria contra el régimen, abre sus apoyos hacia los kurdos. Más a los de Irak y Siria que a sus kurdos del PKK, pero da igual: por razones obvias, los kurdos se han vuelto muy populares en toda la región, pues sus combatientes, los famosos peshmergas, son los que más se están jugando el tipo contra el EI sobre el terreno.

Si miramos hacia el exterior, los recientes bombardeos de la coalición de EEUU y cinco países árabes también nos deparan algunas sorpresas. De los cinco países árabes (todos sunís) que luchan junto a Washington, varios de ellos han financiado a grupos o facciones que han acabado en las filas del EI, de modo que estaríamos ante una especie de coalición de arrepentidos, con Arabia Saudí a la cabeza. Y EEUU anuncia y admite expresamente que ha bombardeado al EI en Siria, y que por tanto ha bombardeado ese país soberano, ante lo que el Gobierno de Asad -a quien hace un año Obama amenazaba con atacar militarmente por el uso de armas químicas- adopta una posición tan moderada que casi parece que agradezca el ataque. De hecho, lo agradece, pues el EI es enemigo jurado de ambos, Asad y Obama. ¿Y Rusia? Incondicional apoyo de Siria y que en el tema de las armas químicas hace meses actuó como la máxima defensora de Asad, se ha limitado a sugerir, muy moderadamente, que quizá el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debería opinar sobre estas acciones. Pero sin amenazar con vetos, y sin aspavientos en contra de la acción.

Un callejón sin salida

Es decir, que el EI, que además ha partido por la mitad a Al Qaeda en medio mundo, se ha convertido en el principal unificador de enemigos de todo Oriente Próximo, lo que da la medida de hasta qué punto todos esos enemigos de ayer se toman la amenaza en serio. Sin embargo, el EI, al territorializar sus dominios, al dar geografía a su califato, se ha metido en un callejón sin salida: ahora tiene más enemigos de los que puede procesar. Cierto, puede replicar colgando en internet actos atroces contra rehenes de todo tipo, y los gobiernos (los occidentales, pero no solo estos) deben estar preparados para ello.