EEUU prohíbe beber alcohol a sus soldados destinados en Japón

La medida, que se acompaña con un veto a salir de las bases, se produce tras un nuevo incidente con la población local

EEUU PROHIBE EL ALCOHOL Y SALIDAS A SUS MARINES EN JAPÓN TRAS INCIDENTES

EEUU PROHIBE EL ALCOHOL Y SALIDAS A SUS MARINES EN JAPÓN TRAS INCIDENTES / FR PT / MS CB

ADRIÁN FONCILLAS / PEKÍN

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En el cuartel bebiendo zumos. La oferta lúdica para las casi 50.000 tropas estadounidenses en Japón no irá mucho más allá por un tiempo indefinido. Washington les ha prohibido el alcohol y salir de las bases mientras les adoctrina sobre el comportamiento debido del buen huésped. Detrás está el comprensible hastío de la población local por los desmanes de la soldadesca.

La suboficial de la Marina Aimee Mejia ha colmado otro vaso. Fue arrestada la semana pasada por conducir en sentido contrario, provocar un accidente múltiple y herir a dos personas. La televisión local NHK aseguró que su alcohol en la sangre sextuplicaba el nivel legal.  

“Hemos reconocido un problema, tenemos un problema y estamos haciendo todo lo que podemos para asegurarnos de que cada uno de nuestros marineros entiende lo importante que es nuestro comportamiento para la alianza y la relación con el pueblo de Japón”, ha dicho el comandante y portavoz de la Marina Ronald Flanders, según el diario Japan Times.

Todos los movimientos están prohibidos salvo los imprescindibles para recoger a los niños del colegio, al supermercado o gasolineras. Tampoco se sabe cuándo se levantará la ley seca. Washington prohíbe el alcohol en zonas de guerra y sus soldados en Irak o Afganistán debían de contentarse con cerveza sin graduación o con las bebidas que entraban de contrabando en las bases. Un soldado estadounidense fue condenado en 2012 a cadena perpetua por matar a 16 afganos en estado ebrio.

Las medidas sólo alcanzan a los militares, pero el mando en Japón ha pedido a todos los ciudadanos estadounidenses que asuman el contexto. “Todos los americanos relacionados con las bases estadounidenses están bajo un creciente escrutinio. Así que pedimos a los civiles, nuestros contratistas y sus familias que entiendan la gravedad de la situación y cumplan el espíritu de la orden”, ha añadido Flanders.

INDIGNACIÓN JAPONESA

El último incidente llega cuando aún no había expirado el periodo de duelo decretado por el penúltimo. Kenneth Franklin Shinzato, contratista civil y antiguo marine, fue arrestado el mes pasado por estrangular a la joven Rina Shimabukuro y lanzar su cadáver a una cuneta. Aquel asesinato colocó en una situación muy complicada a Shinzo Abe, primer ministro y pertinaz defensor de las tropas, una semana antes de la llegada de su homólogo estadounidense, Barack Obama. “Siento una gran indignación. Carezco de palabras, teniendo en cuenta cómo se siente la familia. Urgimos a Estados Unidos a tomar las medidas necesarias para prevenir la repetición de estos hechos”, dijo Abe a la prensa. Las últimas protestas oficiales japonesas y las promesas del mando militar estadounidense de embridar a su soldadesca han resultado tan estériles como las anteriores.

Okinawa ha luchado por desembarazarse de las incordiantes tropas estadounidenses durante décadas. Los hombros de esa isla tropical en el sur del país aguantan todo el peso del vasallaje japonés hacia Estados Unidos y sus habitantes no son más que las víctimas colaterales de la geopolítica. En la isla, con apenas un 0,6% del suelo nacional, se aprietan más de la mitad de las 50.000 tropas norteamericanas y 76 de sus 113 bases. Desde 1995 hasta 2014 se registraron 1.148 crímenes relacionados con militares, civiles que trabajan en la base o sus familiares, además de 2.515 accidentes de tráfico con heridos o muertos.

Las manifestaciones más multitudinarias de protesta han sucedido a alguna de las siete violaciones documentadas por la prensa local. La violación de una niña de 12 años por tres militares dos décadas atrás empujó el acuerdo para trasladar la base de Futenma, cercano al centro urbano, a un terreno ganado al mar en Henoko. Pero la población local tampoco ha tragado con el enjuague de Tokyo y Washington. Contra la geopolítica se han estrellado todos los primeros ministros y gobernadores locales que se han opuesto a las bases. La amenaza norcoreana y el auge chino convierte en imprencindible al americano estadounidense en Japón.